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Un fármaco utilizado en el tratamiento del síndrome del intestino irritable, el linaclotide, ha demostrado tener propiedades adelgazantes, según un estudio llevado a cabo por investigadores del CIBEROBN del grupo que dirige desde Santiago de Compostela Luisa María Seoane.

El estudio evidencia que la administración de este compuesto por vía oral en animales de experimentación activa la grasa parda (conocida como grasa buena), aumenta el gasto energético y, en consecuencia, la pérdida de peso sin afectar a la ingesta de alimentos.

El hallazgo, publicado en la revista «Neuroendocrinology» y realizado en colaboración con el grupo de Rubén Nogueiras, también del CIBEROBN y del CIMUS (Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas) de la USC (Universidad de Santiago de Compostela) y del Centro Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), avanza en el reposicionamiento de fármacos, una fórmula que aporta múltiples ventajas al desarrollo de nuevos medicamentos ahorrando tiempo, costes y riesgos al permitir comercializar un mismo fármaco para diferentes usos terapéuticos y patologías.

El linaclotide se utiliza actualmente para tratar el estreñimiento asociado al síndrome de intestino irritable, un trastorno frecuente que afecta al intestino grueso. Sin embargo, el consumo de este fármaco nunca se había relacionado con la pérdida de peso.

El medicamento activa la misma vía de señalización que una sustancia producida de forma natural por el intestino humano, la uroguanilina, según este estudio del CIBEROBN.

Datos previos del grupo de investigación habían demostrado que la administración directamente en el cerebro de uroguanilina a animales obesos actuaba sobre un mecanismo cerebral que activa la grasa parda. «La mayor limitación de estos trabajos precedentes venía dada porque la administración cerebral no es una opción válida en humanos», señala Luisa María Seoane. «Lo que ahora hemos descrito es que el fármaco linaclotide administrado de forma oral activa un mecanismo en el cerebro que provoca la pérdida de peso en modelos preclínicos obesos (roedores) sin afectar a la ingesta de alimentos», añade la investigadora del CIBEROBN.

Este medicamento sólo ha sido probado en ratones y sus efectos no han sido corroborados todavía en pacientes. Si el efecto beneficioso del linaclotide sobre la pérdida de peso corporal en modelos preclínicos se confirmase en humanos, supondría que dicho fármaco pasaría a tener un segundo uso diferente del que en la actualidad tiene, ampliando sus posibilidades terapéuticas al campo de la obesidad y enfermedades asociadas.

Este trabajo es consecuencia del desarrollo de un proyecto financiado por el Instituto de Salud Carlos III dirigido por Luisa Seoane, investigadora del CIBEROBN y líder del grupo Fisiopatología Endocrina del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago de Compostela (IDIS).

Fuente: ABC (España) / COFA

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El ensayo, multicéntrico internacional, está dirigido por investigadores de la Universidad de Monash, en Melburne, e incluyó a 362 pacientes con la enfermedad de moderada a grave.

Según  The New England Journal of Medicine (NEJMel estudio doble ciego evaluó el anticuerpo monoclonal anifrolumab más el tratamiento estándar frente a esta terapia y placebo en pacientes con lupus eritematoso sistémico sin afectación predominante renal (lupus extrarrenal). El fármaco se administró por vía intravenosa cada cuatro semanas durante 48.

Los resultados del trabajo indicaron la superioridad de este fármaco frente a placebo en la reducción de la actividad asociada a la enfermedad en diversos órganos, así como en la mejoría de  la lesiones cutáneas lúpicas y en la disminución de los brotes anuales. Además, los autores del trabajo destacan que los pacientes tratados necesitaron menos dosis de corticoides, que junto con otros medicamentos inmunomoduladores son la base actual del tratamiento del lupus.

De completar los pasos hasta su comercialización, el fármaco sería el segundo en aprobarse –el anterior, belimumab está en la clínica desde hace unos diez años- como una nueva opción terapéutica en los últimos 60 años. Algo que José María Pego Reigosa, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología, y uno de los investigadores del estudio que se publica ahora, considera síntoma del momento de importante actividad científica que está viviendo esta enfermedad autoinmune. “Ahora hay varios ensayos con diferentes moléculas que han terminado la fase II, y de los que en los próximos años podrían salir también nuevos tratamientos”, apunta el reumatólogo del Complejo Universitario de Vigo, quien también recuerda que en los últimos años se han quedado varios fármacos en el camino de la investigación clínica.

Sin ir más lejos, anifrolumab también fue objeto de un primer estudio fallido (TULIP 1), que no cumplió sus objetivos, “probablemente por el endpoint establecido, diferente del actual”. Del nuevo ensayo, TULIP 2, Pego Reigosa destaca su “máxima calidad metodológica”.

El especialista estima que un 10% de los pacientes en tratamiento podrían necesitar una terapia adicional como la que les brindaría este tipo de fármaco en momentos puntuales. “Habría que determinar durante cuánto tiempo mantenerla, aunque en principio debería administrarse a medio o largo plazo”, opina.

La experiencia con el tratamiento anteriormente aprobado, belimumab, “nos está mostrando los beneficios del control de la enfermedad en la prevención de la secuelas de la enfermedad. Y eso también es un objetivo terapéutico importante”.

Benjamín Fernández, jefe de Servicio de Reumatología del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, explica que el fármaco (anifrolumab) es “un anticuerpo monoclonal que actúa sobre el receptor del interferón tipo I”. Esta proteína se relaciona con la enfermedad, y “de hecho, sus niveles aparecen elevados en sangre de los pacientes”.

Fernández recuerda otros intentos previos de actuación sobre la vía del interferón tipo 1. “Se han explorado estrategias como vacunas y el bloqueo con anticuerpos de la propia proteína directamente sin mucho éxito”. Sobre el estudio, destaca los resultados positivos en cuando a la reducción de esteroides y a la disminución de las manifestaciones cutáneas, lo que lo situaría dentro del arsenal terapéutico para el paciente con lupus moderado, en especial con alteración cutánea.

Fuente: Diario Médico – España / COFA

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Un equipo dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai se está acercando a una vacuna universal contra la gripe utilizando un enfoque novedoso llamado hemaglutinina quimérica (cHA), según publican en la revista ‘The Lancet Infectious Diseases’.

Una proteína de la superficie de los virus de la gripe, la hemaglutinina, transmite el virus a las células huésped. La hemaglutinina se compone de una ‘cabeza’ (variable) y un ‘tallo’ (varía menos de una cepa a otra). Por lo tanto, los investigadores de la Facultad de Medicina de Icahn, dirigidos por Peter Palese, profesor y presidente de Microbiología y Florian Krammer, centraron sus esfuerzos en desarrollar una vacuna contra la porción del tallo de esta proteína.

Su estudio, realizado en colaboración con PATH, una organización internacional sin fines de lucro, el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, la Unidad de Investigación Clínica de Duke Early Phase y la Universidad de Chicago, incluyeron pruebas de varios regímenes de vacunación basados en cHA para ver si inducirían anticuerpos que brindan una amplia protección contra las infecciones por el virus de la influenza.

El equipo investigó si varias posibles vacunas basadas en cHA podrían inducir anticuerpos que se dirijan al tallo de los virus de influenza que expresan hemaglutinina del grupo 1. Un adyuvante, un ingrediente que aumenta la efectividad de las vacunas, también fue parte del proceso de prueba.

En la investigación, un grupo recibió una H8/1, vacuna viva atenuada basada en hemaglutinina quimérica seguido de un refuerzo con una H5 1 vacuna sin adyuvante quimérico/a base de hemaglutinina inactivada (IIV). Otro grupo recibió el mismo régimen pero con el IIV que tiene un adyuvante llamado AS03, mientras a un tercer grupo se le administró un régimen de refuerzo primario que incluye un cebador cH8 / 1 IIV adyuvado seguido de un refuerzo cH5 / 1 IIV adyuvado. Los investigadores descubrieron que el IIV, y no la vacuna viva atenuada, indujo una respuesta de anticuerpos significativa después del cebado, con un fuerte aumento en los títulos de tallos anti-H1. Todos los regímenes de vacunas indujeron respuestas detectables de anticuerpos del tallo H1 después de recibir refuerzos.

 

“La vacuna indujo una respuesta de anticuerpos amplia que no solo era de reacción cruzada para el virus de influenza humana que circula actualmente, sino también para los subtipos de virus de influenza aviar y murciélago –explica Florian Krammer–. Fue sorprendente encontrar que la formulación inactivada con adyuvante indujo una respuesta anti-tallo muy fuerte ya después de la prueba principal, lo que sugiere que una vacuna podría ser suficiente para inducir la protección contra los virus de la influenza pandémica aún por surgir”.

“Los resultados indican que estamos avanzando hacia una vacuna contra la gripe universal, pero éstos siguen siendo los resultados provisionales. Los resultados adicionales estarán disponibles al finalizar el estudio a finales de 2019″.

La financiación de esta investigación fue proporcionada por una subvención de la Fundación Bill y Melinda Gates, mientras GlaxoSmithKline contribuyó con algunas de las vacunas y adyuvantes.

Fuente: Europa Press / COFA

 
 
 
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Científicos de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) avanzaron en la investigación de una vacuna contra el virus respiratorio sincitial (VRS). Sus hallazgos ofrecen una estrategia para encontrar una vacuna lo suficientemente débil como para no provocar la enfermedad, pero lo suficientemente fuerte para activar una respuesta inmune amplia, y asegurándose de que el cuerpo reconozca el RSV como un intruso en el futuro.

En su estudio, publicado este miércoles en la revista ‘Nature Communications’, los investigadores explican cómo tuvieron éxito en eliminar una modificación epigenética conocida como N6-metiladenosina en el ARN del VRS, una técnica que demostró que provoca una inmunidad robusta en ratas.

Utilizando una técnica llamada genética inversa, los investigadores generaron VRS defectuoso en la metilación de N6-metiladenosina, una de las modificaciones más comunes que las células hacen al ARN.

“El uso de este virus modificado en una vacuna puede mejorar la respuesta inmune innata de una persona, un desafío que ha impedido el desarrollo de esta inmunización en el pasado”.

Este descubrimiento también podría hacer que la producción de vacunas sea económicamente más factible porque no frena el crecimiento del VRS en el laboratorio, un paso crítico en la producción de vacunas. El VRS es común, se propaga fácilmente y generalmente causa síntomas leves parecidos al resfrío. Pero en casos severos, particularmente en bebés menores de un año y ancianos, puede ser mortal. En todo el mundo, más de 80.000 niños mueren por estas infecciones cada año.

Fuente: Europa Press / COFA

 
 
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Investigadores de Helmholtz Zentrum München y la Universidad Técnica de Munich (Alemania), en colaboración con expertos del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf y el Hospital Universitario de Heidelberg, han logrado por primera vez eliminar el virus de la hepatitis B (VHB) en un modelo de ratón.

En concreto, el trabajo, publicado en el ‘Journal of Clinical Investigation’, ha evidenciado que la terapia con células T puede proporcionar una cura permanente de esta enfermedad, la cual padecen más de 260 millones de personas en todo el mundo.

La vacunación previene nuevas infecciones de este virus, si bien aún no se ha encontrado una cura para las personas que son portadoras crónicas del mismo.

Los medicamentos disponibles solo evitan que el virus se siga replicando en las células hepáticas, pero no pueden eliminarlo. A largo plazo, esto puede llevar a complicaciones como el cáncer de hígado o la cirrosis hepática, por lo que el tejido hepático funcional es reemplazado por tejido conectivo fibroso.

“Actualmente, la hepatitis B crónica no se puede curar. Ahora hemos podido demostrar que la terapia con células T que explota las nuevas tecnologías presenta una solución alentadora para el tratamiento de la infección crónica por VHB y el cáncer de hígado desencadenado por el virus. Esto se debe a que ‘las drogas vivas’ son la terapia más potente que tenemos a nuestra disposición en la actualidad”, han explicado los expertos.

Las células T eliminan la hepatitis B

La nueva terapia de células T se desarrolló específicamente como un método para combatir la infección por VHB y el cáncer de hígado asociado con el VHB. Se sabe que en pacientes con infección crónica, las células T específicas del virus no se pueden detectar o demuestran una actividad disminuida. Sin embargo, si los pacientes pueden mantener el virus bajo control por sí mismos, se puede detectar una fuerte respuesta de las células T.

La información genética de los receptores de células T específicos del VHB se obtuvo de pacientes con infección resuelta. En el laboratorio, se puede introducir en las células T a partir de la sangre de pacientes con hepatitis B crónica. Esto conduce a la formación de nuevas células T activas, que combaten el virus o las células cancerosas inducidas por el virus. Las células T creadas pudieron eliminar completamente las células infectadas con VHB en el cultivo celular.

“Los resultados prometedores de este estudio nos ayudarán a investigar más a fondo el potencial de la terapia con células T y seguir adelante con los ensayos clínicos junto con nuestros socios. Por lo tanto, estamos dando un paso decisivo hacia el establecimiento de esta forma de medicina personalizada”, han zanjado los investigadores.

Fuente: Europa Press

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La FDA otorgó en septiembre de 2018 la designación “Breakthrough Therapy” a una vacuna conjugada antineumocócica 20-Valente (20vPnC) en desarrollo en Pfizer. Su indicación propuesta es la prevención de la enfermedad invasiva y la neumonía causada por 20 serotipos de S. pneumoniae en adultos mayores de 18 años. La evidencia clínica preliminar sugirió que esta vacuna podría tener ventajas sustanciales sobre las vacunas disponibles. En 2017, la FDA también otorgó el estado de vía rápida para una indicación pediátrica para 20vPnC.

S. pneumoniae es una causa primaria de neumonía y meningitis adquirida en la comunidad en niños y ancianos.

Las vacunas ahora se administran de manera rutinaria a los niños, y también están disponibles para los adultos. Sin embargo, solo cubren un número de aproximadamente 91 cepas de esta bacteria. A medida que disminuye la infección por 1 cepa, otras cepas a menudo cambian bajo la presión de la inmunización y se vuelven más comunes o virulentas.

En el 29º Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) en Ámsterdam, Países Bajos, investigadores actualizaron a los asistentes con hallazgos recientes sobre esta vacuna, actualmente designada por el nombre de laboratorio PF-06482077.

Esta vacuna en ensayo, aumenta los 13 serotipos contenidos en la vacuna antineumocócica conjugada de 13 valencias de Pfizer (Prevnar 13) con 7 serotipos adicionales (8, 10A, 11A, 12F, 15B, 22F y 33F).

El estudio presentado en Ámsterdam fue un ensayo doble ciego, aleatorizado, activo-controlado de fase 2 (N = 444). Todos los participantes tenían entre 60 y 64 años. Recibieron PF-06482077 seguido de placebo al mes, o la vacuna antineumocócica conjugada de 13 valencias, seguida de la vacuna de polivalente polisacárido de 23 valente a 1 mes.

La inmunidad contra el neumococo está mediada por la fagocitosis en presencia de complemento y anticuerpos contra los polisacáridos capsulares neumocócicos. In vitro, las actividades opsonofagocíticas de los anticuerpos séricos imitan las actividades funcionales de los anticuerpos in vivo. Los investigadores usan la actividad opsonofagocítica para predecir la inmunidad protectora.

En este estudio, los investigadores observaron respuestas robustas para los 20 serotipos de vacunas en el grupo 20vPnC. Utilizando la actividad opsonofagocítica como medida, observaron incrementos de la media geométrica desde la línea de base de 6.1 hasta 68.6 para los serotipos en común con la vacuna neumocócica 13-valente conjugada, y de 9 a 112.2 para los 7 serotipos adicionales no incluidos en esa vacuna.

Los eventos adversos se ajustaron a lo que se esperaba de las inmunizaciones, principalmente reacciones leves en el lugar de la inyección (enrojecimiento, hinchazón, dolor).

Los 20 serotipos incluidos en 20vPnC son responsables de la mayoría de las enfermedades neumocócicas circulantes en adultos. Como se señaló, la infección con estos serotipos a menudo conduce a enfermedades graves. Muchos de estos serotipos también están asociados con la resistencia a los antibióticos. En comparación con la enfermedad invasiva, la enfermedad no invasiva (infección del oído medio, sinusitis o bronquitis recurrente) suele ser menos grave, pero mucho más frecuente.

20vPnC entró en la fase 3 de ensayos clínicos en diciembre de 2018.

Fuente: COFA

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Investigadores de la UPV/EHU (Universidad del País Vasco) crearon un nuevo apósito para heridas crónicas que se compone de nanofibras de un polímero biodegradable, aloe vera y nanopartículas lipídicas.

Este estudio se publicó en la revista ‘International Journal of Pharmaceutics’. El nuevo apósito, diseñado para el tratamiento de las heridas crónicas, actúa como una segunda piel, protegiendo la herida, manteniéndola hidratada y favoreciendo el proceso de cicatrización.

El apósito se compone de nanofibras de un polímero biodegradable (PLGA), aloe vera y nanopartículas lipídicas, y se obtiene mediante la técnica de electrospinning o electrohilado. Esta técnica para la fabricación de fibras está basada en un conjunto de conceptos electromagnéticos, como la carga electrostática, en donde una solución, generalmente polimérica, se ve inducida por ese efecto y da como resultado fibras de diversos tamaños.

 El electrohilado aporta a los elementos desarrollados diversas características, como una amplia superficie por unidad de área, porosidad y una serie de propiedades mecánicas, “siendo atractivo a nivel biotecnológico”.
Una de las autoras del estudio y miembro del Grupo NanoBioCel de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco, Itxaso García Orue, ha explicado que, debido a la incorporación de aloe vera, con propiedades proliferativas, el apósito fue capaz de “mejorar la proliferación de fibroblastos en un estudio in vitro”. Asimismo, en un estudio de cicatrización llevado a cabo en ratones diabéticos, el apósito promovió de manera significativa el cierre de la herida, la reepitelización y la resolución del proceso inflamatorio.

Además, la incorporación de las nanopartículas lipídicas “mejoró las propiedades mecánicas y grosor del apósito, facilitando su manipulación y aplicación”.

Contador
 Fuente: Europa Press / COFA
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 Esta vez, parte de la solución parece estar contenida dentro de las mismas células humanas: una proteína codificada por el gen KLF6 tiene la capacidad de detener los efectos de un poderoso oncogen denominado RAS (del cual hay tres variantes: H-RAS, K-RAS y N-RAS).

Así lo comprobó el grupo de científicos que llevó adelante el proyecto. Según explicaron, RAS es un oncogen master: su alteración genética conduce indefectiblemente a la aparición de tumores, y más del 30 por ciento de los distintos tipos de cáncer que afectan a la población humana presentan este oncogen alterado o mutado. Es un capataz que da órdenes para que las células se dupliquen y proliferen incesantemente, provocando así el desarrollo tumoral, grafica José Luis Bocco, investigador superior del Conicet, profesor titular de la UNC y director del proyecto del que se desprenden los resultados.

Sin embargo, los científicos de la UNC comprobaron que la proteína KLF6, producida por el organismo humano, puede contrarrestar la orden del capataz, deteniendo la producción de células cancerígenas.

Llegaron a esta conclusión a partir de las pruebas realizadas en animales de experimentación (ratones inmunodeprimidos). Estas demostraron in vivo que cuando se inhibe la producción de KLF6, la célula se transforma y produce tumores espontáneamente. Por el contrario, si se fuerza la producción permanente de KLF6, disminuye la tumorigenicidad celular. “Vimos que los ratones a los cuales les inoculamos células cancerígenas (con RAS mutado) y la expresión forzada de la proteína KLF6, desarrollaron tumores mucho más pequeños y tardaron más tiempo en aparecer, comparados con el grupo de control”, señala Bocco.

El investigador aclara que, si bien ya se conocían algunas propiedades de esta proteína como inhibidor tumoral, por primera vez demostraron que, si se anula su producción, ello provoca necesariamente la aparición de células cancerígenas, lo cual evidencia que KLF6 tiene funciones de supresor tumoral. Además encontraron que la proteína también puede regular “al capitán”, es decir, interferir en el proceso oncológico que se desencadena cuando RAS está mutado.

Las conclusiones surgen de la tesis doctoral de Lucas Trucco, realizada en el marco del proyecto de investigación “Análisis funcional del factor de transcripción KLF6 en la proliferación celular y oncogénesis”, que dirige Bocco. Las mismas fueron publicadas en la revista norteamericana FASEB Journal a fines de 2014, y premiadas por la revista internacional Biochemical Journal.

Sistema inteligente: misil y antimisil

1 – Las células tienen en su superficie “receptores”, que funcionan como radares con la capacidad de detectar factores de crecimiento. Esos receptores envían una señal de crecimiento a RAS.
2 – RAS interpreta la señal de crecimiento y manda la orden para activar el mecanismo de proliferación o multiplicación celular.
3 – La orden transmitida por RAS pasa a través de una “cadena de obreros intermedios” (cascada de proteínas) hasta llegar a un efector final (proteína c-JUN) ubicado en el núcleo de la célula, el cual va a realizar la tarea o función biológica de multiplicación celular. La orden trasmitida por esa “cadena de obreros” se realiza por señalización bioquímica a través del proceso denominado “fosforilación”: como en una posta, un componente fosforila (enciende) a otro.
4 – La misma señal química que activa c-JUN para que inicie la proliferación celular, activa también KLF6 para que contrarreste la acción de c-Jun. Se trata de un sistema inteligente: al mismo tiempo que envía el misil (c-JUN), manda también el antimisil (KLF6) para inhibir su efecto.

Mecanismo de salvataje

Las proteínas están presentes en todas las células del cuerpo humano y son las encargadas de llevar a cabo determinadas funciones biológicas, asegurando de este modo que la célula se “especialice” en realizar tareas específicas. Muchas proteínas, como RAS, alternan su ciclo normal de actividad entre un estado activo e inactivo y, mientras trabaje a ese ritmo alternado, la célula tendrá una fisiología normal. Si ese mecanismo queda “tildado” en estado activado (por una mutación), Bocco compara el ciclo de las proteínas con el funcionamiento de un auto: “Arranca, se mueve un trecho a una velocidad determinada y luego se detiene. Pero si lo ponés a andar a alta velocidad sin detenerlo nunca, lo más probable es que tengas un accidente”.

Uno de los marcadores que habitualmente se analiza al realizar una biopsia es el Ki67, que mide la proliferación o nivel de crecimiento del tumor.
Los resultados evidencian que las células con RAS activado y la proteína KLF6 presentan un índice Ki67 mucho menor que el de las células que contenían RAS activado y otra proteína control (LacZ).

Cuando ocurren mutaciones en el oncogen RAS, este deja de tener un control cíclico de su actividad biológica, y queda tildado en la función ‘activado’, ordenando la multiplicación desenfrenada de células que conduce a la formación de tumores.

Los resultados indican que KLF6 aparece en respuesta a esa activación de RAS, con el objetivo de contrarrestar su efecto y detener la proliferación celular. “Ello evidencia que KLF6 es parte de un mecanismo de salvataje que la célula pone en marcha cuando detecta que RAS está activo”, afirma.

En este sentido, observaron que la misma señal que envía RAS ordenando la proliferación incesante de células, activa también la producción de KFL6, la cual frena el ciclo celular en determinado momento. “Vimos que la célula cancerígena comienza a reproducirse, pero se detiene en una determinada fase de su desarrollo”, apunta Bocco, quien agrega que el gran objetivo es eliminarla definitivamente. “No hay mejor célula tumoral que aquella que está muerta”, subraya.

Actualmente, los científicos estudian la aplicación de este mecanismo celular en tratamientos oncológicos a nivel experimental; específicamente, en combinación con drogas que se administran en quimioterapia. La idea es comprobar si, en combinación con la producción de KFL6, es posible requerir menor concentración de drogas, reduciendo así también los efectos colaterales. Y más aun, esperan que la acción de ambos termine eliminando las células tumorales. Un objetivo que todavía parece estar alejado.

Fuente: Consenso Salud

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Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Florida, en Estados Unidos, ha descubierto un misterio sin resolver de hace décadas acerca de cómo se regula un proceso celular crítico y qué podría significar para el futuro estudio de la genética. En las células, el ADN y su material asociado se replican a intervalos regulares, un proceso esencial para todos los organismos vivos. Esto contribuye a todo tipo de procesos, desde cómo responde el cuerpo a las enfermedades hasta al color del cabello.

La replicación del ADN se identificó a fines de la década de 1950, pero desde entonces científicos de todo el mundo se han quedado cortos intentando entender exactamente cómo se regulaba este proceso; pero ahora lo saben. Los investigadores David Gilbert, profesor de Biología Molecular J. Herbert Taylor, y el estudiante de doctorado Jiao Sima publican este jueves un artículo en la revista ‘Cell’ que muestra que hay puntos específicos a lo largo de la molécula de ADN que controlan la replicación.

“Ha sido todo un misterio –resalta Gilbert–. La replicación parecía resistente a todo lo que intentamos hacer para perturbarla. La describimos en detalle, mostramos que cambia en diferentes tipos de células y que está alterada en la enfermedad. Pero hasta ahora, no pudimos encontrar la pieza final, los elementos de control o las secuencias de ADN que la controlan”.

En particular, la cátedra de Gilbert es en honor a un exprofesor del Estado de Florida llamado J. Herbert Taylor, quien demostró cómo se duplican los diferentes segmentos de cromosomas a fines de la década de 1950 y publicó más de 100 artículos sobre la estructura y replicación de los cromosomas. Aproximadamente, 60 años después, Gilbert ha determinado cómo se regula la replicación.

Sima había estado trabajando con Gilbert en el laboratorio y contaba con cerca de cien mutaciones genéticas en moléculas de ADN, esperando ver algún tipo de resultado que explicara mejor cómo funcionaba el proceso de replicación. Gilbert y Sima examinaron un solo segmento del ADN con la resolución 3D más alta posible y vieron tres secuencias a lo largo de la molécula de ADN tocándose entre sí con frecuencia.

Tres elementos clave

Después, los investigadores utilizaron CRISPR, una sofisticada tecnología de edición de genes, para eliminar estas tres áreas simultáneamente. Y con ello, encontraron que estos tres elementos juntos eran la clave para la replicación del ADN. “La eliminación de estos elementos modificó el tiempo de replicación del segmento desde el principio hasta el final del proceso”, dice Gilbert.

Además del efecto en el tiempo de replicación, la eliminación de los tres elementos hizo que la estructura 3D de la molécula de ADN cambiara dramáticamente. “Por primera vez, hemos identificado secuencias específicas de ADN en el genoma que regulan la estructura de la cromatina y el tiempo de replicación –apunta Sima–. Estos resultados reflejan un posible modelo de cómo el ADN se pliega dentro de las células y cómo estos patrones de plegamiento podrían afectar a la función de los materiales hereditarios”.

Entender mejor cómo se regula la replicación del ADN abre nuevos caminos de investigación en genética. Cuando se modifica el tiempo de replicación, como ocurrió en el experimento de Gilbert y Sima, se puede cambiar completamente la forma en que se interpreta la información genética de una célula. Esto podría convertirse en información crucial a medida que los científicos abordan enfermedades complicadas en las que se interrumpe el tiempo de replicación.

“Si duplicas en un lugar y momento diferente, podrías ensamblar una estructura completamente distinta –apunta Gilbert–. Una célula tiene diferentes cosas disponibles en distintos momentos. Cambiar el momento en el que se replica algo altera el empaquetamiento de la información genética”.

Fuente: Europa Press / COFA

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Hace poco más un siglo, un médico inglés descubrió los fagos, virus que infectan bacterias. Ahora, científicos rosarinos los estudian para usarlos en la industria de alimentos. Aislaron seis que, reunidos en un novedoso cóctel, controlan el crecimiento en la leche y en la carne de dos de los principales microbios que causan diarrea y síndrome urémico hemolítico en la Argentina.

“Es el primer estudio que se realiza con esta combinación de fagos”, destacó a la Agencia CyTA-Leloir David Tomat, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (FBIOyF) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Como a los antibióticos, las bacterias también pueden volverse resistentes a los fagos. Hasta ahora, los investigadores habían ensayado solo dos de estos virus, por separado y juntos. Con la nueva estrategia, aumentan las posibilidades de frenar el crecimiento de las bacterias porque es menos probable que adquieran resistencia a seis de ellos en simultáneo.

Los científicos probaron, entonces, la capacidad del cóctel para controlar la reproducción de las bacterias en la leche y en la carne a tres temperaturas distintas: 4 ºC, como en una heladera, 24 ºC y 37 ºC. Eligieron tres cepas de Escherichia coli de gran interés en la Argentina porque causan infecciones gastrointestinales al estar presentes en los alimentos o cuando estos se contaminan con material fecal por malas condiciones de higiene.

Comprobaron así que, en ambos alimentos, el cóctel fue muy eficaz contra estos microorganismos a las temperaturas más altas, pero un poco menos en frío. “Se podría usar esta tecnología alternando con otras, como el calor”, resaltó Tomat. Y explicó: “Después de un tratamiento con temperaturas elevadas para reducir la carga bacteriana antes del empaque o del sellado del producto, se pueden emplear los fagos para eliminar futuras contaminaciones”. También propuso combinarlos con limpiadores de mesadas de trabajo en la industria de la carne. “En estudios previos, encontramos que los fagos son resistentes a varios sanitizantes”, informó.

De acuerdo con Tomat, en otros países, sobre todo en Rusia, se usan fagos para tratamientos médicos, pero no en la industria de alimentos. Sin embargo, agregó que, con ese fin, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA) ya aprobó varios productos a base de virus bacterianos, desarrollados por distintas compañías. “Recientemente, se creó una empresa en Santa Fe para producir fagos en gran escala, pero no conozco, por el momento, una empresa que esté aplicando esta tecnología en productos con destino a un consumidor en la Argentina”, señaló.

En colaboración con dicha entidad, los científicos planean incrementar la producción de fagos en una escala piloto. Previamente, deben hacer estudios del ADN de los fagos para asegurarse de que no contengan genes nocivos para la salud humana.

¿Podrían afectar la flora normal del intestino? Tomat respondió que se ha postulado que los fagos juegan un papel importante en mantener el equilibrio dinámico de multiplicación y muerte de esas bacterias. “Sin embargo, sería imposible evaluar la actividad de cada fago que tengamos en el laboratorio contra todas las cepas que pueden encontrarse y ser parte de nuestra flora habitual”, señaló.

Respecto del riesgo de alergias, aclaró que, al comer, el ser humano ingiere fagos constantemente, alrededor de 100 millones por gramo de alimento. “No los proponemos como terapia en humanos, sino como un método preventivo en alimentos, por lo que, si se ingiere algo, sería de manera indirecta y, por lo tanto, con una concentración menor a la inicialmente inoculada en el alimento, no muy lejana a la consumida de rutina”, aseguró.

Del estudio, publicado en la revista “Food Microbiology”, participaron también Cecilia Casabonne, Virginia Aquili y Claudia Balagué, del Área de Bacteriología de la FBIOyF (UNR), y Andrea Quiberoni, del Instituto de Lactología Industrial (Universidad Nacional del Litoral – CONICET).

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