Se conocieron recientemente los resultados del primer estudio internacional de carácter transversal que analizó la relación entre la celiaquía y COVID-19. Los mismos son alentadores: la probabilidad de contraer la enfermedad es similar si se compara con personas no celíacas. Esto quiere decir que el tener celiaquía no se constituye en sí mismo como un factor de riesgo. Sin embargo, la mayoría de las personas con celiaquía se auto perciben en riesgo por su condición de base. Esta percepción podría generar daño emocional, advierten los especialistas.
De acuerdo al estudio, liderado por el Centro Médico de la Universidad de McMaster de Hamilton (Ontario, Canadá), y que contó con la participación especial de Argentina (país que más participantes aportó), el promedio de casos COVID-19 positivos fue similar entre celíacos y no celíacos: 9.7% y 7.8% respectivamente; es decir ambos grupos por debajo del 10%. “Los resultados obtenidos son alentadores, sobre todo si se tiene en cuenta que la celiaquía puede estar asociada a condiciones concomitantes que podrían agravar el cuadro, como hipertensión arterial, enfermedad coronaria, arritmias, asma y diabetes tipo 1. De todas maneras, es preciso seguir investigando para conocer si esta tendencia que se observó durante los meses de marzo y junio continúa hoy día”, comentó Edgardo Smecuol – ex - presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) y coautor del estudio.
Sin embargo, de acuerdo a datos aún no publicados, el 56% de las personas con celiaquía que participaron del estudio percibe mayor riesgo de contraer COVID-19 por su condición de base. En Argentina este número llegó al 63%. Dato no menor, si se tiene en cuenta que sólo el 27% manifestó sentirse vulnerable frente a otras infecciones. “Es evidente que los pacientes le tienen miedo al COVID-19, incluso más que a otras infecciones a las que sí son susceptibles. Probablemente esta creencia se sustente en el hecho de que numerosos estudios sugieren que la celiaquía está asociada con enfermedades infecciosas respiratorias”, agregó al respecto Smecuol.
Al analizar un poco más en detalle los resultados, se observó que la percepción de riesgo varió según zona geográfica. Los mayores índices se dieron en Estados Unidos (73%), Australia (67%) y Nueva Zelanda (65%), dejando en cuarto lugar a Argentina. Los menores, en España (19%) y Uruguay (23%). Estas diferencias probablemente tengan que ver con variables como la cultura de cada país, el clima político y la comunicación, además de la fase de la pandemia, las tasas de infección, la cantidad de testeos y las medidas de control.
Si bien esta creencia no afecta al total de los pacientes (las mujeres y pacientes con comorbilidades son más propensos a percibirse vulnerables comparado con hombres y pacientes que siguen una rigurosa dieta libre en gluten), los especialistas coincidieron en que la percepción de riesgo puede causar angustia, ansiedad y depresión, además de impactar negativamente en la adherencia al tratamiento.
“La percepción de riesgo es un factor muy importante en el contexto de una pandemia debido a que puede dañar la salud mental de los individuos. Sin dudas, si la persona se cree más vulnerable, en este caso por tener celiaquía, este daño puede ser aún mayor”, destacó por su parte la Lic. Paz Temprano. “La pandemia en sí misma es una situación que puede generar miedo e incertidumbre. En tal sentido, no debe extrañarnos que puedan surgir sentimientos de ansiedad, angustia e incluso signos de depresión. Más aún cuando se prolonga en el tiempo y, por ejemplo, llevamos meses aislados en nuestras casas distanciados de nuestros seres queridos”, sumó Smecuol.
Por último, los especialistas estuvieron de acuerdo en destacar la comunicación e información como un instrumento clave para acompañar a los pacientes. “Según el estudio, cerca del 30% de los pacientes se informaron sobre COVID y celiaquía en internet y el 23% a través de las páginas webs de las asociaciones de pacientes. Menos del 6% recibió información de sus médicos. Estos datos nos recuerdan que como profesionales de la salud es nuestra responsabilidad acompañar a los pacientes en este contexto tan complejo, y esto implica también brindar información certera, siempre que sea posible, para despejar dudas y estar atentos a nuevas necesidades que puedan surgir”, subrayó la especialista. “Desde la SAGE trabajamos fuertemente en la constante capacitación de los profesionales de la salud. Parte de estas capacitaciones tiene que ver con entender las necesidades de nuestros pacientes y cómo la comunicación entre paciente y médico pueden favorecer la adherencia al tratamiento”, finalizó el representante de la sociedad médica.
Población celíaca bajo estudio en Argentina
Actualmente Argentina está llevando a cabo un estudio para evaluar si la tendencia continúa y conocer el estado de situación en el país. Dicho estudio es liderado por el servicio de Intestino Delgado del Hospital C. Bonorino Udaondo y cuenta con la colaboración de la Sociedad Argentina de Gastroenterología y la Universidad de McMaster, Canadá.
“Si bien el primer estudio demostró que no existía mayor probabilidad de una prueba positiva para COVID-19 en la población celíaca, pensamos que actualmente esa situación podría ser distinta al reportarse mayor número de casos”, aseguró el Dr. Juan Pablo Stefanolo, médico de staff del Hospital Udaondo e integrante de la Comisión Directiva de SAGE. “Consideramos que este estudio aportaría información muy útil, no solo desde el punto de vista epidemiológico, sino que también nos permitirá recabar mucha información acerca de otras cuestiones relacionadas con la enfermedad celíaca”, enfatizó.
Participan del estudio 3900 personas, 67% personas con celiaquía y 33% en carácter de población de control. En cuanto a la dinámica, es similar al estudio liderado por el Centro Médico de la Universidad de McMaster: cuestionarios anónimos a través de redes sociales y contacto vía mail. Se estima que los resultados de la investigación estarán disponibles para el cierre del año.
Cinco genes claves están asociados con los casos más severos de Covid-19, dijeron hoy científicos, en una investigación que también apuntó a varios medicamentos existentes que podrían ser utilizados para tratar a la gente con riesgo de enfermar de gravedad por la pandemia.
Los investigadores que estudiaron el ADN de 2700 pacientes de Covid-19 en 208 unidades de cuidados intensivos en Reino Unido hallaron que cinco genes involucrados en dos procesos moleculares -inmunidad antiviral e inflación pulmonar- son claves en muchos casos severos.
Nuestros resultados destacan inmediatamente qué medicamentos deberían estar en lo más alto de la lista para ensayos clínicos, dijo Kenneth Baillie, consultor académico de medicina de cuidado crítico en la Universidad de Edimburgo, uno de los coautores del estudio.
Los genes, llamados IFNAR2, TYK2, OAS1, DPP9 y CCR2, explican parcialmente por qué algunas personas sufren casos más graves de Covid-19, mientras que otros no son afectados
Los hallazgos, publicados en la revista Nature, deberían ayudar a los científicos a acelerar la investigación de medicamentos potenciales para el Covid-19 al realizar ensayos clínicos de medicinas que se concentran en vías antivirales y antinflamatorias específicas.
Entre aquellos con mayor potencial, dijo, debería estar una clase de medicamentos antinflamatorio llamado inhibidores JAK, que incluyen la medicina para la artritis baricitinib, producida por Eli Lilly.
El equipo de Baillie también halló que un aumento de la actividad del gen INFAR2 podría crear protección contra el Covid-19, porque es posible que se asemeje al tratamiento con interferón.
Varios medicamentos existentes están siendo explorados en ensayos clínicos para su potencial uso contra el Covid-19, incluido interferón-beta-1a, antagonista del receptor interleucina-1 y Kevzara, la medicina de Sanofi para la artritis.
Hasta ahora, el esteroide llamado dexametasona y un antiviral recientemente desarrollado llamado remdesivir, producido por Gilead, son los únicos medicamentos autorizados en el mundo para tratar a los pacientes de Covid-19 -aunque remdesivir no es recomendado para los casos graves de la enfermedad y ha tenido resultados dispares en los ensayos.
El mes pasado, la Administración de Medicamentos y Alimentos aprobó el anticuerpo de Eli Lilly bamlanivimab para pacientes de Covid-19 que no están hospitalizados pero corren riesgo de un cuadro grave debido a su edad u otras condiciones.
Los estudios de laboratorio muestran que las cremas dentales que contienen zinc y enjuagues bucales con cloruro de cetilpiridinio (CPC) neutralizan el virus que causa COVID-19 en un 99.9 por ciento. Los estudios son parte de un programa de investigación de Colgate® que incluye estudios clínicos con personas infectadas para evaluar la eficacia de los productos de cuidado oral en la reducción de la cantidad del virus en la boca, lo que potencialmente disminuye la transmisión del virus COVID-19.
En los estudios de laboratorio, pioneros en incluir cremas dentales, Colgate Total 12®, neutralizó el 99.9% del virus después de dos minutos de contacto. Los enjuagues bucales Colgate Total 12®, Colgate Plax® y Colgate PerioGard® dieron los mismos resultados de efectividad después de 30 segundos. Los estudios, completados en octubre, se realizaron en asociación con el Instituto de Investigación de Salud Pública de la Universidad Médica Rutgers en Nueva Jersey (NJMS) y el Regional BiosafetyLaboratories.
Los resultados indican que algunas cremas dentales y enjuagues bucales pueden ayudar a reducir la propagación del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, al disminuir temporalmente la cantidad de virus en la boca.
El virus se transmite a través de pequeñas gotas respiratorias o partículas que se producen cuando una persona infectada tose, estornuda, canta, habla o respira, de acuerdo con información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.
“Estamos en las primeras etapas de nuestras investigaciones clínicas pero nuestros resultados preliminares de laboratorio y clínicos son muy prometedores”, señaló la Dra. Maria Ryan, ChiefClinicalOfficer(Directora General Clínica) de Colgate®. “Si bien el cepillado y el enjuague bucal no son un tratamiento en sí o una forma de proteger completamente a una persona de la infección, pueden ayudar a reducir la transmisión y retrasar la propagación del virus, complementando el beneficio que se obtiene del uso de cubrebocas, el distanciamiento social y el lavado frecuente de manos”.
El Dr. David Alland, Jefe de Enfermedades Infecciosas y Director del Centro de Preparación y Respuesta para una Pandemia del COVID-19, quien dirigió el estudio de Rutgers junto con sus colegas, los doctores Pradeep Kumar y Riccardo Russo, explicó: “Si bien aún se desconoce cómo el virus SARS-CoV-2 que se origina en la boca contribuye a la transmisión del COVID-19, la saliva ciertamente puede contener cantidades de virus que son comparables a las que se encuentran en la nariz y la garganta. Esto sugiere que la reducción del virus en la boca podría ayudar a prevenir la transmisión durante el tiempo en que los productos para el cuidado bucal están activos”.
Adicional al estudio de laboratorio, Colgate® patrocinó un estudio clínico en el Instituto Albert Einstein de São Paulo, Brasil, en el que participaron 50 pacientes hospitalizados con COVID-19. Este estudio demostró la capacidad de la crema dental con zinc y el enjuague bucal con CPC Colgate Total 12®, y el enjuague bucal Colgate PerioGard® en la reducción sustancial de la cantidad del virus en la boca de manera temporal. Los investigadores esperan compartir sus hallazgos a principios de diciembre. Los estudios de investigación clínica adicionales respaldados por Colgate® sobre cremas dentales y enjuagues bucales se encuentran en etapas tempranas en Rutgers, el Instituto Einstein y en la Facultad de Odontología Adams de la Universidad de Carolina del Norte, donde participan 260 pacientes con COVID-19.
“Colgate® está colaborando con diversos investigadores en todo el mundo para realizar investigaciones clínicas para estudiar el potencial de los productos de cuidado bucal para reducir la carga viral oral como una estrategia de reducción de riesgos”, afirmó la doctora Ryan. “Creemos que el cuidado bucal tiene un papel que desempeñar en la lucha contra la pandemia global, junto con otras medidas preventivas”.
El Dr. Mark Wolff, Decano Morton Amsterdam de la Unidad de Medicina Dental Penn de la Universidad de Pensilvania, comentó: “En esta pandemia, mientras más entendemos el virus, más efectivos podemos ser en combatirlo, por eso, me entusiasma ver el impresionante programa de investigación que Colgate® está llevando a cabo. Debemos continuar tomando las precauciones recomendadas por las autoridades de salud, las cuales en conjunto con estos estudios pueden demostrar una alternativa para combatir la transmisión de la enfermedad entre las personas que tienen contactos cercanos, particularmente en la práctica odontológica. Eso sería un avance importante.”
Siendo el experto dental de confianza #1 del mundo, Colgate® está comprometido a liderar la ciencia y a garantizar que sus productos aborden los problemas relacionados con la salud y satisfagan las necesidades de los consumidores. Para obtener más información sobre los efectos de la higiene bucal en la salud en general e información adicional sobre el uso del cubrebocas y otros temas, visite www.Colgate.com.
Janssen, grupo de compañías farmacéuticas de Johnson & Johnson, anunció este lunes el inicio del estudio clínico Fase 3 (Ensemble) con el reclutamiento de pacientes para su vacuna candidata contra el coronavirus en Argentina, la tercera que se prueba en el país en esta etapa previa a las aprobaciones finales.
El desarrollo de este estudio -que a nivel mundial apunta a llegar a 60.000 pacientes- se llevará a cabo en Argentina en centros de salud del Área Metropolitana de Buenos Aires que serán los encargados de convocar a los posibles participantes y de difundir toda la información relevante
Se trata de la vacuna Ad26.COV2.S que se administrará en una sola dosis y que utiliza adenovirus humano como vector para transportar el antígeno que es la proteína spike o proteína espiga, la que le da al virus el aspecto de corona; al ingresar este adenovirus al organismo, el sistema inmunológico "detecta" esa parte del virus y genera los anticuerpos.
"El inicio del estudio clínico Fase 3 llega tras los resultados preliminares positivos del estudio clínico Fase 1/2a, que demostraron un perfil seguro de inmunogenicidad en todos los grupos por rango de edad, incluyendo adultos mayores, tras una sola dosis de la vacuna", señaló el comunicado.
La compañía señaló que esta tecnología con adenovirus "también se utilizó para desarrollar y fabricar la vacuna contra el Ébola de Janssen y construir sus vacunas candidatas contra el Zika, el VSR y el VIH", y que "se ha utilizado para vacunar a más de 100.000 personas" en todos sus programas de investigación.
El Ensemble es un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, diseñado para evaluar la seguridad y eficacia de una dosis única de la vacuna versus placebo e incluirá a personas mayores de 18 años con y sin comorbilidades asociadas con un mayor riesgo de progresión a Covid-19 severa pero que se encuentren en buen estado de salud y que no hayan recibido ninguna otra vacuna candidata contra coronavirus.
"Valoramos enormemente el apoyo y la colaboración de las autoridades y los futuros voluntarios argentinos, así como de nuestros socios científicos, mientras nuestro equipo de expertos a nivel global trabaja incansablemente en el desarrollo de la vacuna con el objetivo de entregar una vacuna segura y eficaz para principios de 2021", señaló Paula Barreyro, directora de Asuntos Médicos & Regulatorios para Janssen Latinoamérica Sur.
Las carteras provinciales de Salud; y de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, junto a la Universidad Nacional de La Plata y al Conicet firmaron un convenio para desarrollar un kit de extracción rápida de Ácido RiboNucléico (ARN) para el diagnóstico de COVID-19 mediante nanopartículas magnéticas.
El nuevo sistema fue desarrollado por científicas y científicos bonaerenses de la Universidad Nacional de La Plata y del Conicet. Es más rápido y económico porque no necesita gran equipamiento de laboratorio, y al producirse en el país, reemplazaría los productos importados. Abastecerá, en principio, a la red pública de laboratorios de la Provincia.
Su función, explicaron las y los especialistas, es atraer el componente genético del virus mediante pequeñas partículas, como si se tratase de un imán, y de esta manera permitir su identificación.
“Desde el principio de la pandemia, la subsecretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación, se puso a disposición del ministerio de Salud para poder detectar cuáles eran las problemáticas que tenían para poder hacer frente a la pandemia. Con esa premisa, nosotros estuvimos muy en contacto con el sector científico tecnológico relevado los proyectos que venían llevando adelante”, detalló el subsecretario de Ciencia, Tecnología e Innovación, Federico Agüero.
Lo novedoso del kit es que no requiere el uso de centrífugas, un equipo costoso que no está disponible en todos los laboratorios, lo que significaba, hasta ahora, una limitación y un menor procesamiento de muestras.
Claudia Rodríguez Torres, investigadora del CONICET, explicó que gracias a esto, el equipo laboratorio para hacer el diagnóstico puede ser muy sencillo. Además, señaló que “lleva menos tiempo en el proceso de extracción de ARN y reemplazaría los productos importados por productos que podemos fabricar de industria nacional”.
En efecto, el kit acorta el primer paso del diagnóstico, requiriendo solo 20 minutos, es mas económico porque requiere menos insumos y permitirá duplicar la cantidad de resultados diarios al permitir procesar más muestras.
“El desarrollo de esa nueva técnica surge cuando desde el ministerio de Salud, y desde el equipo de diagnóstico advertimos que el paso limitante es la extracción del ARN. Ahí articulamos con el ministerio de Producción, Ciencia e Innovación para ver cuál era la manera de encontrar una solución a esta problemática”, señaló Marina Pifano, asesora del ministerio de Salud.
El proyecto es el resultado de dos convocatorias que realizó el MINCyT desde Nación vinculadas a las temáticas de covid-19, y “permite visibilizar las capacidades que tiene el sector científico tecnológico bonaerense para dar respuesta a las problemáticas de los bonaerenses, en particular en el marco de esta pandemia”, celebró Agüero.
De esta innovación participan también el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM), del Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG), del Instituto de Investigaciones Fisioquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) y del Instituto de Física de la Plata (IFLP).
Dos estudios publicados este miércoles en la revista Blood Advances sugieren que las personas con grupo sanguíneo 0 pueden tener un riesgo menor de infección por COVID-19 y una menor probabilidad de resultados graves, incluidas complicaciones orgánicas, si se enferman, mientras las de grupo A y AB pueden tener un mayor riesgo de resultados clínicos graves.
A medida que continúa la pandemia, la comunidad de investigación biomédica mundial está trabajando urgentemente para identificar los factores de riesgo del coronavirus y los posibles objetivos terapéuticos. El papel potencial del tipo de sangre en la predicción del riesgo y las complicaciones de la infección por COVID-19 ha surgido como una cuestión científica importante.
Estos nuevos estudios añaden evidencia de que puede haber una asociación entre el tipo de sangre y la vulnerabilidad al COVID-19, aunque se necesita investigación adicional para comprender mejor por qué y qué significa para los pacientes, explican los autores.
El tipo de sangre 0 puede ofrecer cierta protección contra la infección por COVID-19, según un estudio retrospectivo.
Los investigadores compararon los datos del registro de salud danés de más de 473.000 personas sometidas a pruebas de COVID-19 con los datos de un grupo de control de más de 2,2 millones de personas de la población general. Entre los COVID-19 positivos, encontraron menos personas con el tipo de sangre 0 y más personas con los tipos A, B y AB.
Los resultados del nuevo estudio también sugieren que las personas con los tipos de sangre A, B o AB pueden tener más probabilidades de infectarse con COVID-19 que las personas con el tipo 0. Los investigadores no encontraron ninguna diferencia significativa en la tasa de infección entre A, B y Tipos AB. Dado que las distribuciones de los grupos sanguíneos varían entre los subgrupos étnicos, los investigadores también controlaron el origen étnico y mantuvieron que menos personas con el tipo de sangre 0 dieron positivo al virus.
"Es muy importante considerar el grupo de control adecuado porque la prevalencia del tipo de sangre puede variar considerablemente en diferentes grupos étnicos y diferentes países", señala el autor del estudio, Torben Barington, del Hospital Universitario de Odense y la Universidad del Sur de Dinamarca.
"Tenemos la ventaja de contar con un grupo de control fuerte: Dinamarca es un país pequeño, étnicamente homogéneo con un sistema de salud pública y un registro central de datos de laboratorio, por lo que nuestro control se basa en la población, lo que da a nuestros hallazgos una base sólida", reconoce.
Los grupos sanguíneos A y AB se asocian con un mayor riesgo de resultados clínicos graves de la infección por COVID-19 Las personas con los grupos sanguíneos A o AB parecen exhibir una mayor gravedad de la enfermedad COVID-19 que las personas con los grupos sanguíneos 0 o B.
Los investigadores examinaron datos de 95 pacientes con COVID-19 en estado crítico hospitalizados en Vancouver (Canadá). Descubrieron que los pacientes con los grupos sanguíneos A o AB tenían más probabilidades de requerir ventilación mecánica, lo que sugiere que tenían mayores tasas de lesión pulmonar por COVID-19. También encontraron que más pacientes con grupos sanguíneos A y AB requirieron diálisis por insuficiencia renal.
Juntos, estos hallazgos sugieren que los pacientes de estos dos grupos sanguíneos pueden tener un mayor riesgo de disfunción o insuficiencia orgánica debido a COVID-19 que las personas con tipos de sangre 0 o B.
Además, si bien las personas con tipos de sangre A y AB no tenían más estancias hospitalarias generales que aquellos con tipos 0 o B, permanecieron en la unidad de terapia intensiva (UTI) durante un tiempo promedio más largo, lo que también puede indicar un mayor nivel de gravedad de COVID-19.
La parte única de nuestro estudio es nuestro enfoque en el efecto de gravedad del tipo de sangre en el COVID-19. Observamos este daño pulmonar y renal y, en estudios futuros, querremos descubrir el efecto del grupo sanguíneo y del COVID-19. en otros órganos vitales", explica el autor del estudio, Mypinder S. Sekhon, de la Universidad de Columbia Británica.
"De particular importancia a medida que continuamos atravesando la pandemia, ahora tenemos una amplia gama de sobrevivientes que están saliendo de la parte aguda de COVID-19, pero necesitamos explorar mecanismos por los cuales arriesgar estratificar a aquellos con efectos a más largo plazo", añade. (Europa Press)
Aun así, los asmáticos deben seguir extremando las medidas preventivas frente al Covid-19 consistentes en las 3 M (metros de distancia, lavado de manos y uso de mascarilla) y 3 C (evitar lugares cerrados, concurridos y contacto cercano).
Las personas con enfermedades respiratorias no están exentas del uso de mascarilla, según las recomendaciones de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
«Los resultados de este estudio son de interés para nuestros asmáticos, porque señalan que no tienen mayor riesgo que la población general de ser hospitalizados e intubados y, por lo tanto, pueden ayudar a disminuir la angustia de estos pacientes frente a la Covid-19. Pero no deben llevarlos a bajar la guardia, porque pueden acabar en el hospital como otros pacientes con Covid-19 y, por tanto, los neumólogos debemos recalcar que no están exentos de utilizar mascarillas, como otros pacientes con otras enfermedades respiratorias», señala la doctora Marina Blanco Aparicio, neumóloga y coordinadora del Área de Asma de la SEPAR.
Existen factores de riesgo para padecer Covid-19 grave, como son la obesidad, la hipertensión o la diabetes. Hasta ahora, el CDC (Center for Disease Control) de Estados Unidos, asumía que las personas con asma tenían un riesgo más alto de ser hospitalizadas o de sufrir formas graves de Covid-19, pero el escaso número de asmáticos entre los hospitalizados en muchos estudios internacionales lo ha puesto en duda y ha llevado a estudiar si este riesgo está sobreestimado.
Por ello, el ANNALSATS ha comparado la prevalencia del asma entre los pacientes hospitalizados por Covid-19, reportada en 15 estudios procedentes de distintos países del mundo, con la prevalencia de la enfermedad en la población general y la prevalencia promedio del asma en pacientes hospitalizados por gripe en los últimos 4 años. Durante la temporada de gripe 2019-2020, el 24,1% de las personas hospitalizadas con gripe tenían asma, siendo ligeramente superior al promedio de 4 años anteriores, de 2016-2020, en que fue del 21%. Esta prevalencia es mucho más alta que la estimación de prevalencia combinada de asma en ingresados por Covid-19 en los 15 estudios analizados, que fue del 6,8%.
«Parece que la proporción de asmáticos entre los pacientes hospitalizados con Covid-19 es similar a la prevalencia de asma de la población en cada lugar donde se han hecho estudios, a pesar de la preocupación inicial por la comorbilidad y mortalidad de los pacientes con asma y Covid-19. En cambio, los asmáticos sí tienen más probabilidades de ser ingresados por gripe, ya que más del 20% de los hospitalizados por gripe en los EE.UU. tienen asma. Es crucial que sigan extremando sus cuidados preventivos, más en este contexto de pandemia, que lleven mascarilla, tomen su medicación habitual y que se vacunen de la gripe», añade la doctora Blanco.
El nuevo estudio en ANNALATS también ha hecho un análisis transversal de 436 pacientes de Covid-19 ingresados en el Hospital de la Universidad de Colorado sobre la probabilidad de intubar a asmáticos frente a los no asmáticos. De estos 436 pacientes, 239 eran hombres y 195 mujeres, con una edad media de 54,7 años y un rango de edad de los 19 a los 100 años. El 12% tenía asma, lo que coincide con la prevalencia en la población general.
De todos los pacientes, el 67,2% no necesitaron intubación por la Covid-19 frente al 32,8% que sí la necesitó. Cabe destacar que respecto a este promedio de la muestra en general, los pacientes asmáticos necesitaron menos la intubación: solo fue necesario en el 27,9% de los asmáticos, respecto al 72,1% que no la necesitaron. En cambio, hubo más no asmáticos que necesitaron la intubación, el 33,6%, frente al 66,4% de no asmáticos que no la necesitaron.
Por otra parte, el 39,6% de los pacientes tuvo que ingresar en una unidad de cuidados intensivos (UCI), mientras que el 60,4% no ingresaron. Proporcionalmente, hubo menos ingresos de asmáticos en la UCI, el 34,1%, mientras que el 65,9% no ingresaron. Por contra, ingresaron más pacientes no asmáticos en la UCI, el 40,4%, mientras que el 59,6% de los no asmáticos no precisaron en este recurso asistencial.
Los autores señalan que una posible explicación de por qué el Covid-19 no se asocia a mayores tasas de hospitalización es porque estas pueden depender de la distribución del receptor ACE2 en el epitelio de las vías respiratorias. En la diabetes y la hipertensión pueden aumentar la expresión de ACE2, mientras que los corticosteroides inhalados (ICS), que se emplean para tratar el asma, pueden disminuir la expresión de ACE2, lo que dificultaría la entrada viral. Los pacientes con asma, en general, y en particular los asmáticos con un fenotipo predominantemente alérgico, pueden tener una expresión significativamente menor de ACE2.
A diferencia del asma, tener enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) sí que aumenta el riesgo de formas más graves de Covid-19 severo entre los pacientes hospitalizados y esta comorbilidad se asocia a un aumento de la expresión de ACE2 en el tejido pulmonar y las vías respiratorias pequeñas. No obstante, los autores dicen que la contribución del receptor ACE2 a los niveles de expresión, a la susceptibilidad general a la COVID-19 y a la gravedad de esta enfermedad no está clara y todavía hay que investigar más en el asma y en general. También admiten que sus hallazgos provienen de una muestra insuficiente y que se precisa investigar más sobre asma y el riesgo de intubación por Covid-19 para confirmar sus hallazgos.
En el marco del Día Mundial de la Trombosis, que se conmemora el 13 de octubre, desde el Grupo Argentino de Hemostasia y Trombosis (Grupo CAHT) advirtieron que los pacientes que tuvieron Covid-19, luego del alta médica, presentan un riesgo aumentado de desarrollar una trombosis tanto arterial como venosa.
Diversos trabajos reportan evidencia acumulativa de trombosis, incluyendo la arterial y venosa, en los 30 días posteriores al alta hospitalaria, con valores de incidencia del 2,5%, y de 0,6% en el caso de embolia pulmonar.
"El riesgo de tromboembolismo venoso (TEV) asociado a hospitalización se extiende hasta 6 semanas después del alta en aquellos pacientes con alto riesgo médico de presentar este tipo de episodios trombóticos. Al menos el 60% de todos los eventos de TEV en pacientes clínicamente enfermos ocurre en el período post-alta, siendo las tres primeras semanas las asociadas con un aumento de cinco veces del riesgo de tromboembolismo pulmonar fatal", afirmó el Dr. Miguel Castro Ríos, médico hematólogo, Coordinador de la Comisión Directiva del Grupo CAHT.
La trombosis consiste en la formación de un coágulo de sangre en un vaso sanguíneo, vena o arteria, que una vez que se produce puede bloquear el flujo sanguíneo normal e incluso desprenderse y viajar hacia un órgano. El tromboembolismo venoso o TEV es una afección en la que se forman coágulos de sangre con mayor frecuencia en las venas profundas de las piernas, conocidas como trombosis venosa profunda, o TVP, y pueden viajar en el torrente sanguíneo y alojarse en los pulmones, evento conocido como embolia pulmonar o EP.
La trombosis es una complicación seria que puede comprometer la evolución de una enfermedad. Particularmente, en los afectados por el coronavirus SARS-CoV-2 se vio que el componente de trombosis e inflamación juega un rol muy importante en aquellos con mala evolución y, a medida que el paciente se agrava, aumenta la incidencia de trombosis.
"La atención de una persona con Covid-19 con riesgo de desarrollar tromboembolismo venoso incluye estrategias para prevenir la formación de coágulos, con medidas que pueden comprender desde medicamentos anticoagulantes hasta dispositivos mecánicos (como medias de compresión) y la movilización precoz de los pacientes hospitalizados", refirió la Dra. Dolores Puente, médica hematóloga, coordinador del Comité Organizador del Día Mundial de la Trombosis del Grupo CAHT.
Datos recientes revelan que en poblaciones selectas de alto riesgo de TEV, extender la duración de medidas de profilaxis por 4 semanas con anticoagulantes luego del alta hospitalaria ofrece un beneficio clínico neto reduciendo el riesgo de tromboembolismo. Este beneficio es más pronunciado en aquellos cuyo índice de hospitalización fue debido a infección, especialmente neumonía, un cuadro muy frecuente en las internaciones por Covid-19.
"La trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar son bastante comunes en la población afectada con Covid-19. Incluso, quienes hayan desarrollado previamente una trombosis, presentan un riesgo aumentado, por lo que en ellos la profilaxis debe ser todavía más exhaustiva", advirtió la Dra. Puente.
La comunidad médica, a partir de las últimas investigaciones disponibles, avala un score que identifica a pacientes con riesgo tres veces mayor para TEV y que obtendrían un significativo beneficio con la extensión de la tromboprofilaxis. "Este hallazgo puede ser especialmente relevante para mitigar el grado de compromiso en personas con Covid-19 con alto riesgo de tromboembolismo por factores como edad avanzada, días de internación, cáncer o historia previa de TEV, trombofilia y severa inmovilidad, entre otros factores. En ellos, sería razonable usar tromboprofilaxis extendida por lo menos durante 2 y hasta 6 semanas luego del alta", sostuvo el Dr. Castro Ríos.
Los profesionales de la salud ya habían informado una prevalencia inesperada de alteraciones en la coagulación sanguínea entre los pacientes con Covid-19, en lo que podría suponer una perfecta tormenta de factores de riesgo potencialmente fatales. De hecho, la tasa reportada de trombosis en pacientes hospitalizados con Covid-19 oscila entre el 5 y el 45 % y está influida por el grado de severidad de la enfermedad y las comorbilidades que presenten los pacientes.
Para la Dra. Puente "esta situación obliga al equipo de salud a considerar estrategias diferentes para el manejo de TEV en pacientes hospitalizados por Covid, incluyendo la evaluación del riesgo de TEV, contemplando la intensidad de dosis de regímenes de tromboprofilaxis establecidas y desarrollando nuevos paradigmas al alta hospitalaria de tromboprofilaxis extendida".
Por otro lado, más allá de los contagiados por Covid-19, para disminuir el riesgo de formación de coágulos en aquellas personas que por permanecer en sus casas durante esta cuarentena obligatoria están expuestas a escasa movilidad, desde el Grupo CAHT recomendaron 'mantenerse activo' y en aquellos que reciben medicación antitrombótica, no dejar de tomar sus medicamentos, ni siquiera entre quienes tienen diagnóstico de Covid-19.
"Estar menos activo podría aumentar el riesgo de desarrollar un coágulo sanguíneo. Períodos prolongados de inactividad, como permanecer sentado durante muchas horas al día, hacen que la sangre se mueva muy lentamente a través de las venas de las piernas, favoreciendo la formación de trombos. Recomendamos a la gente que se asegure de seguir pasos simples para reducir el riesgo de TEV, como hacer ejercicios o levantarse para moverse por lo menos cada 90 minutos", detalló la Dra. Puente. "A los pacientes anticoagulados crónicos que estén en tiempo de realizarse un control, se les recomienda hacerlo y no dilatarlo", agregó.
Desde el Grupo CAHT aclaran que haber tenido un coágulo sanguíneo previo (como trombosis venosa profunda y/o embolismo pulmonar) no aumenta el riesgo de adquirir Covid-19, y que tomar medicación anticoagulante de ninguna manera incrementa el riesgo de contagio.
Iluminarán monumentos por el Día Mundial de la Trombosis
Como conmemoración del Día Mundial de la Trombosis, este martes 13 de octubre se iluminarán en la Ciudad de Buenos Aires diversos monumentos con el objetivo de crear mayor conciencia sobre esta enfermedad, incluyendo el conocimiento de sus causas, los factores de riesgo de padecerla y las principales estrategias de prevención y tratamiento
Entre otros, se iluminarán con los colores rojo y azul que representan internacionalmente a la Trombosis, el Planetario, el Monumento de la Plaza de los Dos Congresos y el Monumento a los Españoles.
"Buscamos llamar la atención y transmitir que estando atentos tan solo a algunas medidas puntuales, como mantenerse activo y consultar con el médico periódicamente, se puede reducir la muerte y la discapacidad causadas por esta enfermedad", concluyó la Dra. Puente.
Al comienzo de la pandemia existía la preocupación de que ciertos medicamentos usados para controlar la presión sanguínea elevada pudieran resultar nocivos para los enfermos de COVID-19.
El propio funcionamiento de estos medicamentos hacía temer que facilitaran que el virus penetrase en las células del cuerpo. Sin embargo, numerosas sociedades médicas recomendaron a los pacientes que siguieran con su medicación.
La posibilidad de que se produjera una segunda ola hizo que las investigaciones sobre la seguridad de continuar con estos medicamentos en un contexto de pandemia adquirieran un carácter esencial. Por este motivo, nuestro equipo de investigadores de la Universidad de Anglia Oriental (Reino Unido) se propuso analizar qué efectos tenían estos medicamentos en el avance de la COVID-19.
Se descubrió que estos medicamentos, lejos de aumentar el riesgo para los pacientes, reducían el riesgo de muerte o patologías graves producidas por el COVID-19.
Reducción de los daños médicos en un tercio de los pacientes
Recopilamos los datos de 19 estudios relevantes sobre el virus que tomaban en consideración a pacientes que consumían dos tipos concretos de medicación para la presión sanguínea: los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ACEI) y los bloqueantes de los receptores de la angiotensina (ARB). Esto nos permitió trabajar con los pronósticos de más de 28 000 pacientes de COVID-19, lo que a su vez hizo posible que analizásemos el efecto de estos medicamentos en el virus.
Los ACEI y los ARB actúan sobre el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS), que resulta esencial para regular tanto la presión sanguínea como el equilibrio de los fluidos y los electrolitos. También se pensó en la posibilidad de usar estos medicamentos para potenciar la expresión de una proteína encontrada en la superficie de unas células, la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2).
La proteína ACE2 no solo ayuda a regular la presión sanguínea, sino que también permite que el coronavirus entre en las células del cuerpo. Por eso generaba preocupación que los pacientes siguieran tomando estos medicamentos. Y es que si dichos medicamentos hacían que aumentara la cantidad de ACE2 presente en las células, se suponía que de igual modo harían más fácil que el virus las infectara, lo que empeoraría el estado del paciente.
Pero cuando comparamos el estado de los pacientes que habían tomado ACEI y ARB con el de aquellos que no lo habían hecho, los resultados indicaron lo contrario.
No hallamos pruebas de que estos medicamentos pudieran incrementar ni los daños provocados por el COVID-19 ni el riesgo de muerte a causa de esta enfermedad. Al contrario: los pacientes a los que se les había prescrito ACEI y ARB para tratar la presión sanguínea alta presentaban un riesgo de muerte, de ingreso en UCI o de necesidad de intubación significativamente menor. La frecuencia de este tipo de hechos era un tercio menor en este grupo de pacientes.
Esto apuntaba a la posibilidad de que estos medicamentos pudieran proporcionar una protección real contra el virus, especialmente en los pacientes con la presión sanguínea alta.
¿Cómo se explica este efecto?
No está claro por qué los pacientes que toman ACEI y ARB resisten mejor la enfermedad, pero hay un par de aspectos que conviene analizar.
El primer aspecto es que, aunque en teoría estos medicamentos fueron diseñados para aumentar los niveles de ACE2, no hay pruebas sólidas de que, en efecto, lo hagan. No disponemos de datos clínicos sobre los efectos de este medicamento en la expresión de ACE2 en tejidos humanos.
Pero aunque estos medicamentos incrementaran los niveles de ACE2 en las células, no todo este incremento se concentraría en su superficie. Habría ACE2 adicional que podría aparecer en otras partes de la célula, lo que llevaría a que este pudiera no funcionar como punto de entrada para el SARS-CoV-2.
Hay un segundo dato relevante. Las infecciones provocadas por el SARS-CoV-2 también pueden provocar una sobrerreacción de la secuencia del RAAS (que es precisamente lo que combaten estos medicamentos) e inflamación. Se cree que esta aceleración del proceso inflamatorio puede provocar un daño pulmonar severo y de este modo empeorar los daños que provocan patologías como una neumonía o el síndrome respiratorio agudo grave. Por todo ello, tomar estos medicamentos, que inhiben el sistema RAAS, podrían evitar esta cadena de sucesos y, de este modo, mejorar los resultados clínicos contra el COVID-19.
Lo que sí sabemos es que nuestro estudio aporta pruebas sólidas de que los pacientes que tienen la presión sanguínea alta deberían seguir tomando sus medicamentos durante la pandemia, pues esto se ha demostrado seguro. Lo que no hemos investigado es si prescribir estas pastillas en pacientes con COVID-19 en estado grave podría resultar beneficioso. Se trata de algo que en este momento está siendo objeto de controles clínicos aleatorios.
La sitagliptina, un fármaco para reducir el azúcar en la sangre en la diabetes tipo 2, también mejora la supervivencia en pacientes diabéticos hospitalizados con Covid-19, sugiere un estudio observacional multicéntrico realizado en Italia.
Los pacientes que recibieron sitagliptina además de insulina tuvieron una tasa de mortalidad del 18 por ciento en comparación con el 37 por ciento de los pacientes que recibieron solo insulina. Dirigido por Paolo Fiorina, del Boston Children's Hospital, el estudio involucró a siete hospitales italianos durante el primer aumento de casos de Covid la primavera pasada.
Aunque el estudio fue retrospectivo y observacional, los hallazgos, publicados en la revista 'Diabetes Care', han provocado un nuevo ensayo aleatorio controlado con placebo de sitagliptina. Ese estudio se está preparando ahora para inscribir pacientes en Europa.
"Creemos que es razonable probar la sitagliptina si un paciente ingresa en el hospital con diabetes tipo 2 y Covid--explica Fiorina, investigadora de diabetes afiliada a la división de nefrología del Boston Children's y la Universidad de Milán--. Estoy entusiasmado con nuestros hallazgos, porque todavía tenemos muy pocas opciones terapéuticas para los muchos pacientes diabéticos afectados por Covid".
Según el mecanismo de acción de la sitagliptina, Fiorina y sus colegas creen que también podría funcionar en pacientes no diabéticos con Covid. Un ensayo controlado y aleatorizado para probar esa idea está avanzando hacia la aprobación regulatoria.
La sitagliptina, un fármaco oral, pertenece a una clase de fármacos conocidos como inhibidores de la DPP-4, que se prescribe a aproximadamente del 15 al 20 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2. Fue aprobado por la FDA en 2006 y reduce el azúcar en sangre al bloquear el receptor de la enzima DPP-4 (también conocida como CD26), lo que provoca un aumento en la producción de insulina.
Pero estudios recientes sugieren que DPP-4 también puede ayudar al SARS-CoV-2 a ingresar a las células respiratorias. Además de bloquear la DPP-4, la sitagliptina tiene efectos antiinflamatorios, reduciendo la producción de la citocina IL-6, que se sabe que contribuye a la "tormenta de citocinas" que puede causar complicaciones orgánicas en Covid-19.
La sitagliptina también puede tener un tercer beneficio: mantener bajo el azúcar en sangre. Estudios previos han demostrado que los pacientes diabéticos con peor control glucémico tienen peores resultados de Covid-19.
"Decidimos probar la sitagliptina y recopilar los datos --señala Fiorina--. La mortalidad por Covid-19 en pacientes diabéticos es alta y el medicamento es muy seguro, por lo que sentimos que no había razón para no usarlo".
El estudio reclutó a 338 pacientes consecutivos con diabetes tipo 2 y neumonía COVID-19 que fueron ingresados en siete hospitales académicos en el norte de Italia desde el 1 de marzo hasta el 30 de abril de 2020. De estos, 169 recibieron solo insulina intravenosa para su diabetes tipo 2 (el estándar de atención) y sirvieron como controles; los otros 169 recibieron sitagliptina además de insulina intravenosa. Los dos grupos se emparejaron por edad y sexo, y sus resultados se analizaron retrospectivamente.
La gravedad de la enfermedad, otras características clínicas y el uso de otros tratamientos para Covid-19 fueron similares en los dos grupos. En comparación con los controles, los pacientes que recibieron sitagliptina tenían una mortalidad reducida (18 por ciento frente a 37 por ciento) y tenían más probabilidades de mejorar clínicamente.
Específicamente, los pacientes tratados con sitagliptina tenían menos probabilidades de necesitar ventilación mecánica (índice de riesgo, 0,27 o una probabilidad del 27 por ciento en comparación con los controles), menos probabilidades de necesitar cuidados intensivos (índice de riesgo, 0,51) y más probabilidades de tener al menos una caída de 2 puntos en una escala de 7 puntos de gravedad de la enfermedad (52 por ciento, frente al 34 por ciento de los controles).
Además, se registraron menos probabilidades de tener un empeoramiento de los resultados clínicos, según lo definido por cualquier aumento en la puntuación de gravedad clínica (26 por ciento frente a 46 por ciento).
"Ahora debemos confirmar nuestros hallazgos en un estudio prospectivo controlado con placebo", dice Fiorina, que se está preparando en pacientes de Italia y en otras partes de Europa. El equipo también está buscando la aprobación para probar la sitagliptina en pacientes con COVID-19 sin diabetes.