Investigadores del Vlaams Instituut voor Biotechnologie en Gante (Bélgica) descubrieron, en un estudio publicado en la revista ‘Molecular Cell’, el mecanismo para despertar a bacterias ‘durmientes’ y, de esta forma, combatir infecciones crónicas.
Estas bacterias se llaman ‘persistentes’ y se pueden encontrar en cada tipo de población bacteriana estudiada hasta ahora, incluidos los patógenos humanos importantes, y suelen ser insensibles a los antibióticos.
De hecho, pueden despertarse espontáneamente y colonizar al húesped, lo que lleva a un nuevo brote de la infección. Hasta ahora, se desconocía cómo estas células podían volver del estado latente al estado activo, si bien el nuevo estudio ha proporcionado información sobre cómo se despiertan. Para ello, utilizaron un sistema modelo de ‘E. coli’ basado en ‘HokB’, un péptido que se sabe que promueve el desarrollo de células persistentes formando poros en la membrana de la célula bacteriana. Esto provoca una rápida pérdida de energía, empujando a las bacterias a un estado de baja energía o sueño profundo.
Esta formación de poros sólo es posible cuando dos péptidos HokB están unidos entre sí. El despertar de estas bacterias durmientes es posible solo cuando se rompe el enlace entre los péptidos y, a su vez, el poro. De hecho, solo cuando el poro se degrada, las células pueden energizarse nuevamente al consumir los nutrientes disponibles.
Las células persistentes son responsables de las infecciones crónicas como, por ejemplo, las del tracto urinario por ‘Escherichia coli’, las infecciones pulmonares en pacientes con fibrosis quística por ‘Pseudomonas aeruginosa’, o la tuberculosis por ‘Mycobacterium tuberculosis’.
“Los resultados de este trabajo pueden ayudarnos a descubrir nuevas moléculas y diseñar nuevas estrategias para erradicar a los persistentes. Las combinaciones de moléculas que estimulan el despertar junto con los antibióticos clásicos podrían erradicar las infecciones crónicas”.
Fuente: Europa Press / COFA
El síndrome de Von Hippel-Lindau es una enfermedad genética rara que afecta a 1 de cada 36.000 nacidos vivos. La mutación de un gen, llamado VHL, predispone a la persona al desarrollo de múltiples tumores y quistes a lo largo de su vida. Si bien la mayoría son benignos, hay uno que es maligno y es la principal causa de muerte entre estos pacientes: el carcinoma renal.
Hoy en día no existen tratamientos para evitar que la persona desarrolle tumores pero una detección temprana permitiría no sólo realizar asesoramiento genético para el paciente y su familia, sino también generar pautas de tratamiento e intervención frente a los tumores.
Investigadores del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA, CONICET – Instituto Partner de la Sociedad Max Planck) y médicos del departamento de Urología y de Patología del Hospital Italiano descubrieron que una proteína, llamada RSUME, juega un rol crucial en el desarrollo de la patología. El trabajo fue publicado en Cell Death & Disease, del grupo Nature.
RSUME es una molécula que se ve aumentada en situaciones donde hay falta de oxígeno en los tejidos, como ocurre cuando las células malignas se dividen sin control y consumen todos los nutrientes de su entorno. Descubrimos que RSUME está presente en mayor cantidad en presencia de mutaciones del gen de VHL y en el carcinoma renal, donde favorece la formación de nuevos vasos sanguíneos para alimentar al tumor, explica María Belén Elguero, becaria pos-doctoral del CONICET en el IBioBA y una de las autoras del trabajo.
Saber que los niveles de RSUME están muy elevados en células malignas abre un abanico de oportunidades terapéuticas a futuro.
Esta molécula podría llegar a ser un marcador de agresividad tumoral en estos pacientes con mutaciones en VHL y nos permitiría manejarlos diferente, comenta Patricio García Marchiñena, médico del departamento de Urología del Hospital Italiano.
Actualmente en la consulta se monitorea a las personas VHL con tumores renales y se sigue su crecimiento. Si el tumor tiene menos de tres centímetros se espera, porque las chances de dar metástasis son muy bajas.
Hoy en día el enfoque es hacer cirugías conservadoras, es decir, quitar la menor cantidad posible de riñón para que la persona no termine en diálisis. Pero con algunos pacientes esto puede ser un riesgo, porque si el tumor es muy agresivo puede dar metástasis antes de que alcance los tres centímetros. Entonces un marcador de agresividad nos permitiría, a partir de una biopsia, determinar qué camino seguir, amplía Mariana Isola, médica del departamento de Patología del Hospital.
De la mesada del laboratorio al paciente
El recorrido comenzó cuando el grupo dirigido por Eduardo Arzt, en el IBioBA, planteó que RSUME podría estar sobreexpresada – es decir, producida en cantidades mayores que las normales – en pacientes con carcinoma renal.
Probaron su hipótesis in vitro (en células de tumorales renales) y vieron que RSUME impide que se degrade una molécula, llamada HIF, que interviene en la formación de nuevos vasos sanguíneos. Con esa información fueron, en colaboración con la Plataforma Bioinformática del IBioBA, a una base de datos mundial de pacientes con carcinoma renal y encontraron que, efectivamente, los niveles de RSUME se correlacionan con manifestaciones clínicas más graves en personas que están en estadios avanzados de esta enfermedad.
Además, cuando analizaron los datos disponibles en la base Cancer Genome Atlas Research Network (TCGA), vieron que el 20 por ciento de las personas que sufrieron este cáncer renal expresan altos niveles de RSUME, y que esto está asociado a una reducción del 23 por ciento en la tasa de supervivencia de los pacientes.
La siguiente pregunta tuvo que ver con los mecanismos. ¿Cómo actúa RSUME? “Descubrimos que evita que la proteína producida por el gen VHL degrade a HIF. Y con más HIF en el tumor, entonces más nuevos vasos para que siga creciendo”, describe Elguero.
Esa proteína VHL es la que justamente las personas con Von Hippel-Lindau no producen o producen de manera aberrante. Y, gracias a la colaboración con el Hospital Italiano, pudieron comprobar en muestras de carcinoma renal de estos pacientes que efectivamente había más RSUME que lo normal.
Esto no sólo nos permite establecer la posibilidad de usar RSUME como marcador temprano de agresividad tumoral en pacientes VHL, sino que además prueba que el trabajo conjunto entre investigadores y médicos es fundamental para que los avances lleguen a la posibilidad, agrega Eduardo Arzt, director del IBioBA y jefe de ese grupo de investigación.
Fuente: Consenso Salud