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Científicos de la Universidad de Stanford (California, EE UU) han desarrollado un nuevo método “más sensible” de detección oral del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, según un estudio publicado este lunes en la revista especializada PNAS.

La nueva prueba combina la conveniencia del tradicional test oral de detección a través de la saliva, que puede ser menos fidedigno durante las primeras etapas de la infección del virus, con la fiabilidad de los análisis de sangre.

La forma más común de detectar la infección por VIH es buscar en una muestra de sangre anticuerpos, proteínas que el sistema inmunológico crea a medida para atacar al virus y luchar contra la infección.

Esa prueba es mucho más fiable que una búsqueda directa del virus, en parte porque los anticuerpos son relativamente abundantes en el torrente sanguíneo después de las primeras etapas de la infección.

Sin embargo, los análisis de sangre son un mecanismo al que muchas personas no quieren someterse, según señala el informe.

Por otro lado, las pruebas de fluidos orales hasta ahora no son fiables al principio de la infección, ya que los anticuerpos no se acumulan a los mismos niveles que tienen en la sangre, ni a la misma velocidad.

“Todos los días que pasan sin que se detecte el VIH significan que el enfermo puede estar infectando a otras personas, especialmente entre los jóvenes”, indicó en su artículo la autora principal, Carolyn Bertozzi, profesora de Química en Standford.

Así, el objetivo del equipo era encontrar la manera de facilitar la detección de la pequeña cantidad de anticuerpos presentes en la saliva de una persona con VIH, una prueba a la que más personas aceptan someterse.

Los científicos aprovecharon una característica propia de los anticuerpos, que tienen dos “brazos” que se adhieren fácilmente a un virus como el VIH. Usando técnicas de laboratorio, fueron capaces de detectar si las muestras de saliva contenían anticuerpos contra el VIH al observar que los dos “brazos” de estas proteínas se agarraban al virus.

Durante la investigación, se diagnosticó correctamente a 22 personas detectadas positivas con VIH mediante otros métodos usados en estas pruebas. “Nuestra esperanza es que podamos obtener una lectura anterior a la presente prueba oral porque la sensibilidad es mayor”, señaló Bertozzi.

Más allá del VIH, la profesora y su equipo aseguraron que los mismos principios pueden ser útiles para las pruebas de alergia y las pruebas de detección de infecciones por tifus y tuberculosis.

Fuente: 20 Minutos (España) / COFA

Publicado en Noticias
Lunes, 18 Septiembre 2017 14:23

Misión bajar de peso

En unos años puede que borrar los depósitos de grasa sea tan sencillo como aplicarse un parche adhesivo sobre la piel. No serán necesarias ni horas de gimnasio, ni dietas ni liposucciones. Esta es la propuesta de un grupo de investigadores de las universidades de Columbia y Carolina Norte que han desarrollado un dispositivo, capaz de disolver la grasa con solo colocar un pequeño, pero sofisticado parche cargado de medicación sobre los antiestéticos rollos de piel. No se trata de ningún truco de «teletienda», sino de pura ciencia. Los investigadores han recurrido a la nanotecnología para transformar el tejido adiposo en energía y lo demuestran en la revista científica ACS Nano.

Por raro que parezca, la última esperanza científica contra la obesidad quiere hacer de la grasa su mayor aliada. El tejido adiposo no es tan malo, al menos cierto tipo. Igual que existe un colesterol «bueno» y «malo», el metabolismo humano cuenta con dos tipos de tejido graso: uno blanquecino responsable de los «michelines» (la grasa mala) y otro pardo o marrón, una grasa «buena» que consume calorías para mantener la temperatura corporal adecuada. Y esta grasa parda es en la que numerosos laboratorios tienen puestas sus esperanzas para combatir el aumento de peso en el mundo.

La transformación de grasa blanca en marrón ocurre de forma natural cuando el cuerpo está expuesto a temperaturas muy frías. De hecho, gracias a ella se mantienen calientes los mamíferos que hibernan y también los humanos al nacer, que son ricos en ella. Después, durante la infancia y la edad adulta estas células se desactivan. Así que el reto para la ciencia es dominar el mecanismo por el que las células de la grasa, al formarse, se convierten en marrones o blancas para poder estimular la presencia de los adipocitos «buenos».

Existe una carrera científica para desarrollar un fármaco que sea capaz de reproducir este proceso natural a nuestro antojo. Sin embargo, los intentos hasta la fecha no han sido lo positivos que se esperaban. Las pastillas e inyecciones desarrolladas funcionan pero provocan malestar gastrointestinal y fracturas óseas.

Menos efectos secundarios
El nuevo parche sortea estos efectos secundarios al actuar localmente. «Liberamos el medicamento, sin exponer a todo el organismo a la medicación. No hemos visto ninguno de esos efectos secundarios en nuestros experimentos», apunta Li Quiang.

Para aplicar el tratamiento, los fármacos que producen la transformación de grasa blanca en marrón, se encapsularon en nanopartículas de 250 nanometros. Este diámetro tan pequeño es invisible al ojo humano si no se utiliza un microscopio. Para imaginarnos su dimensión bastas saber que, por ejemplo, un cabello tiene un calibre de 100.000 nanometros.

Los científicos de las universidades americanas utilizaron rosiglitazone (Avandia) y un antagonista de un receptor betaadrenérgico para intentar transformar el tejido adiposo blanquecino en marrón. El fármaco se liberó en la piel a través de docenas de microagujas que contiene el parche. En los ratones tratados logró reducir hasta en un 20 por ciento la acumulación de grasa en el abdomen. Solo se necesitó colocar los parches cada tres días durante cuatro semanas.

Alternativa a la liposucción
No solo se perdió grasa, sino que se redujo la cantidad de glucosa en sangre, lo que demostraría que el tratamiento es mucho más que un remedio antiestético. Podría ser una alternativa poco agresiva a las liposucciones actuales, y además ayudaría a combatir la diabetes, entre otros problemas relacionados con la obesidad y el metabolismo.

Eso sí, de momento es una alternativa solo para ratones. Los parches aún no se han probado en humanos. Los investigadores están estudiando combinaciones de fármacos que actúen con mayor eficiencia sobre la grasa localizada.

 

 

Fuente: ABC – España

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