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Científicos vinculados a la universidad portuguesa de Coimbra crearon un dispositivo que se coloca en el ojo para liberar medicamentos, con lo que se eliminaría la necesidad de ponerse gotas. Ahora, el nuevo sistema, llamado InEye, deberá someterse a ensayos clínicos en personas.

 

La iniciativa surgió del investigador de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Coimbra Marcos Mariz, que ideó una perla de medio centímetro de diámetro que se coloca en el párpado inferior del ojo del paciente y que puede estar allí alojada durante medio año soltando el medicamentode forma dosificada.

De esta manera, como libera el medicamento de forma prolongada y controlada, los pacientes no tendrían que administrarse ellos mismos las gotas en los ojos, un proceso especialmente dificultoso en personas de avanzada edad.

InEye ya fue testeado en laboratorio y ahora pretenden hacer ensayos clínicos en personas con perlas sin fármacos, con el fin de comprobar la tolerancia de los ojos.

Para eso, la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FCT) de Portugal dotará al proyecto con una financiación de más de 280.000 dólares, ya que “se trata de una iniciativa pionera a nivel internacional”, según dijo a Mariz.

De momento, la perla puede contener hasta dos fármacos que va suministrando poco a poco y en próximos test intentarán comprobar que pueda soportar tres medicamentos a la vez.

El “inEye” puede ser de gran importancia en todo tipo de tratamientos oftalmológicos aunque, de manera especial, sería relevante para dolencias como el glaucoma.

“También tendrá mucha importancia en los procesos postoperatorios, donde los pacientes tienen que administrarse diversas gotas a lo largo del día”, argumentó el investigador.

La nueva perla farmacológica también supondría un ahorro importante de medicamento, ya que no tiene vencimiento de un mes como sucede con la mayoría de los colirios y, además, no necesita estar refrigerada, ya que estaría alojada durante varios meses en el interior del ojo.

 Fuente: Clarin
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Los resultados, que se publican en «Nature», incrementan la esperanza de que algún día sea posible reparar retinas dañadas por traumatismos, glaucoma y otras enfermedades oculares.

 

Los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.) han regenerado con éxito células en la retina de ratones adultos lo que abre una vía para el tratamiento de las enfermedades oculares que conducen a una pérdida de visión, como el glaucoma. Los resultados, que se publican en «Nature», incrementan la esperanza de que algún día sea posible reparar retinas dañadas por traumatismos, glaucoma y otras enfermedades oculares.

Muchos tejidos de nuestro cuerpo, como la piel, pueden sanar porque contienen células madre que se dividen y se diferencian en el tipo de células necesarias para reparar el tejido dañado. Sin embargo, las células de nuestras retinas carecen de esta capacidad y como consecuencia, la lesión de la retina conducen a menudo a la pérdida permanente de la visión.

Sin embargo, el pez cebra tiene una notable capacidad para regenerar el tejido dañado, incluyendo el tejido neural como la retina. Esto es posible porque la retina del pez cebra contiene células llamadas glia Müller que tienen un gen que les permite regenerarse, Ascl1. Cuando dichas células sienten que la retina se ha lesionado, activan dicho gen.

Ascl1
Asc11 codifica un tipo de proteína, llamada factor de transcripción, y puede afectar la actividad de muchos otros genes y, por lo tanto, tiene un efecto importante en la función celular. En el caso del pez cebra, la activación de Ascl1 reprograma la glía de las células madre para que pueden modificarse en todos los tipos celulares necesarios para reparar la retina y restaurar así la vista.

Ahora, el equipo de investigadores dirigidos por Tom Reh, han tratado de ver si era posible utilizar este gen para reprogramar la glía Müller en ratones adultos. Los investigadores esperaban impulsar de esta manera la regeneración que no ocurre naturalmente en la retina de los mamíferos. Así, diseñaron un ratón que tenía una versión del gen Ascl1 en su glía Müller. Posteriormente, activaron el gen con una inyección del fármaco tamoxifeno.

Estudios previos realizados por este mismo equipo habían mostrado que cuando activaban el gen, la glía de Müller se diferenciaba en células de la retina conocidas por interneuronas después de una lesión en la retina de estos ratones. Estas células desempeñan un papel vital en la vista ya que reciben y procesan señales de las células detectoras de luz de la retina, las varillas y los conos, y las transmiten a otro conjunto de células que, a su vez, transfieren la información al cerebro.

Sin embargo, en su trabajo anterior, los investigadores descubrieron que activar el gen solo funcionaba durante las primeras dos semanas después del nacimiento. Más tarde los ratones ya no podían reparar sus retinas. Y aunque al principio pensaban que había otro factor de transcripción involucrado, finalmente, determinaron que los genes críticos para la regeneración de la glía de Müller estaban bloqueados por moléculas que se unen a los cromosomas. Ésta es una forma en que las células “bloquean” los genes para evitar que se activen. Es decir, una forma de regulación epigenética – el control de cómo y cuándo funcionan partes del genoma.

Los investigadores demostraron que estas nuevas interneuronas se integran en la retina existente, establecen conexiones con otras células de la retina y reaccionan normalmente a las señales de las células de la luz que detectan la retina
En este nuevo trabajo, los investigadores demuestran que, al usar una droga que bloquea la regulación epigenética, la activación de Ascl1 permite que la glía Müller en ratones adultos se diferencie en interneuronas funcionales. Los investigadores demostraron que estas nuevas interneuronas se integran en la retina existente, establecen conexiones con otras células de la retina y reaccionan normalmente a las señales de las células de la luz que detectan la retina.

Los expertos esperan ahora determinar si hay otros factores que pueden activarse para permitir que la glía Müller se regenere en todos los diferentes tipos de células de la retina. Si es así, podría ser posible desarrollar tratamientos que puedan reparar el daño de la retina, que es responsable de varias causas comunes de pérdida de la visión.

Fuente: ABC – España

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