La actividad biológica de la vitamina D no se centra solo en la regulación del metabolismo fosfocálcico, previniendo el riesgo de osteopenia, osteoporosis, además interviene en procesos de síntesis y liberación de hormonas, regulación del sistema inmune y en procesos de proliferación y diferenciación celular. Según el Dr. José Luis Mansur, endocrinólogo y “past president” de la Sociedad Argentina de Osteoporosis (SAO), la historia de la Vitamina D tiene tres etapas: “la inicial en que se creía que sólo servía para prevenir el raquitismo y que esto se conseguía con dosis que ahora decimos que eran muy bajas, la segunda cuando se evidencia que aumenta la absorción del calcio de la dieta y que es útil para prevenir y ser parte del tratamiento de la osteoporosis, pero con dosis mayores a las previas, y una etapa actual en la que se demuestra acción en todos los órganos y sistemas del cuerpo y una asociación clara entre déficit de Vitamina D y aparición de muchas enfermedades “no óseas” como neoplasias y todas las afecciones autoinmunes.
Las recomendaciones actuales respecto de la ingesta diaria de vitamina D obedecen a dos consideraciones: la función ósea y la exposición solar, ya que su radiación UV es la fuente natural de la misma. Comenta el Dr Mansur “de los alimentos sólo los peces de mar tienen cantidad adecuada de Vitamina D, por eso todos tenemos niveles bajos en invierno, y variables en verano según el estilo de vida” y acota que “el nivel deseable en sangre de 25Vit D se considera óptimo para el hueso con 30 ng/ml, pero ahora se sabe que ese valor no ayuda a prevenir o tratar otras enfermedades no óseas. Ahora hay evidencia de que esto sí ocurre con un nivel en sangre mayor de 40 ng/ml, es decir debemos subir un escalón en la dosis administrada y el valor en sangre buscado”
Recientemente se ha puesto de manifiesto la presencia de receptores de vitamina D (VDR) en casi todos los tejidos humanos capaces de regular la expresión de múltiples genes. Más de 900 genes que representan el 10% del genoma humano responden a la vitamina D.
La vitamina D es una hormona relacionada con la respuesta inmunitaria frente a infecciones internas o externas del organismo. Las alteraciones en las mismas son causa y consecuencia de enfermedades autoinmunes, y tienen como común denominador deficiencia de vitamina D. Se recomienda investigar el nivel de vitamina D no sólo ante osteoporosis, sino también ante enfermedades vinculadas con su deficiencia y suplementar para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.
La Dra. Maria Lorena Silvagni, médica especialista en dermatología y patología vulvar, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), comenta: “Sabemos que en la piel se sintetiza la vitamina D, pero no se mencionaba, hasta hace unos años, que además de esta función, la piel es sitio de acción de la misma. La vitamina D interviene en la diferenciación de los queratinocitos (células de la piel) mejorando la función de barrera cutánea, tiene acción sobre las células del sistema inmune y también sobre los mecanismos de inflamación local. Por otro lado, el papel inmunomodulador de la vitamina D abre las puertas para la investigación de los efectos terapéuticos de la misma en enfermedades como dermatitis atópica, psoriasis, algunos tipos de alopecias y cáncer de piel melanoma y no melanoma, entre otros.”
El déficit de vitamina D produce una piel seca y aumento de riesgo de infecciones cutáneas. Contar con un buen nivel de vitamina D, ayuda a mejorar la barrera epidérmica y los folículos pilosos, mantiene la homeostasis cutánea, modula la inmunidad de la piel y promueve la renovación celular. La falta de la misma se asocia con el desarrollo de dermatitis atópica, vitiligo y psoriasis.
Por lo tanto, la vitamina D, sus metabolitos y ciertos análogos sintéticos constituyen una opción prometedora para prevenir, atenuar o tratar el daño, las enfermedades o el envejecimiento cutáneo.
La Dra. Silvagni agrega: “La principal fuente de vitamina D es el sol, como dermatólogos concientizamos a la población sobre los efectos nocivos de la exposición crónica e inadecuada, me refiero al desarrollo de tumores de piel melanoma y no melanoma, principalmente. Por lo tanto, recomendamos a nuestros pacientes la exposición solar controlada a través de la fotoeducación y aquellos con alto riesgo (tipo de piel clara, antecedentes personales y familiares de cáncer de piel, enfermedades fotoinducidas, etc) indicamos de ser necesaria la suplementación de la vitamina D.
La vitamina D3 presenta propiedades fotoprotectoras, antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas, reparadoras, antiproliferativas y anticarcinógenicas, previniendo en algunos casos y mejorando el pronóstico en otros de los tumores de piel. Previene el envejecimiento prematuro de la piel y refuerza la barrera cutánea.
Asimismo, una de las formas de obtención es a través de la radiación solar, pero, sin embargo, se debe recordar que esto produce envejecimiento cutáneo, reacciones inflamatorias, destrucción del ácido fólico o en muchos casos, por no protegerse contra rayos UV, cáncer de piel. De ahí la importancia de contar con emulsiones que contengan vitamina D3 sin necesidad de recurrir a la toma de sol.
Recientemente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la primera emulsión dérmica con Vitamina D para ser utilizada en forma tópica y comercializada en todo el país. Cabe destacar que esta emulsión contiene entre sus componentes además de vitamina D, Vitamina A, vitamina E y Alantoína que ayudan a mejorar el aspecto de la piel.
Esta emulsión dérmica con Vitamina D es producida íntegramente en Argentina por Laboratorios Bernabó, un laboratorio de especialidades medicinales con más de 80 años de trayectoria en la industria farmacéutica.
Desde el año 2018 el Laboratorios Bernabó, comercializa productos para el cuidado de la piel con diversas presentaciones: cremas y emulsiones con Vitamina A, tanto de venta libre como prescriptiva, de aplicación corporal y facial. Sus presentaciones contienen diferentes concentraciones de Vitamina A y son complementadas con otros activos como vitamina E, Alantoína, ácido hialurónico entre otros que contribuyen a mejorar la apariencia y textura de la piel. De esta manera, busca continuar sumando un valor agregado a la industria dermatológica. El uso de esta emulsión dérmica con vitamina D3 que está autorizada para su venta bajo receta, es complementario a los suplementos vitamínicos y de uso diario. Medicamentos similares ya se utilizan en los EE. UU. y en Europa por lo cual están aprobados por las agencias sanitarias de alta vigilancia. “Cómo empresa farmacéutica asumimos el desafío de seguir ofreciendo medicamentos necesarios para la población y apreciado por médicos y pacientes. De esta manera, desarrollamos la primera y única emulsión corporal y facial con vitamina D3 disponible hoy en el territorio argentino” asegura Gastón Landsman, Director Técnico de Laboratorios Bernabó.
Una nueva investigación halló diferencias significativas entre los dos tipos de vitamina D, y concluyó que la vitamina D2 tiene un impacto "cuestionable" en la salud humana. Por el contrario, encontró que la vitamina D3 podría ayudar a equilibrar el sistema inmunológico y a fortalecer las defensas contra infecciones virales como el COVID-19..
En un estudio colaborativo de las universidades británicas de Surrey y Brighton, los investigadores investigaron el impacto de los suplementos de vitamina D (D2 y D3) tomados diariamente durante un período de tres meses. Los resultados fueron publicados en la revista Frontiers in Immunology.
El equipo de investigación descubrió que ambos tipos de vitamina D no producían el mismo impacto. Encontraron evidencia de que la vitamina D3 tenía un efecto modificador en el sistema inmunológico que podría ayudar al organismo a defenderse contra enfermedades virales y bacterianas.
"Hemos demostrado que la vitamina D3 parece estimular el sistema de señalización del interferón tipo I en el cuerpo, una parte clave del sistema inmunitario que proporciona una primera línea de defensa contra las bacterias y los virus. Por lo tanto, un estado saludable de vitamina D3 puede ayudar a prevenir que virus y bacterias se afiancen en el cuerpo", explicó sobre los hallazgos el profesor Colin Smith, autor principal del estudio.
"Nuestro estudio sugiere que es importante que las personas tomen un suplemento de vitamina D3 o alimentos adecuadamente fortificados , especialmente en los meses de invierno", subrayó Smith.
La vitamina D3 se produce naturalmente en la piel a partir de la exposición a la luz solar o a la luz ultravioleta UVB artificial, mientras que algunas plantas y hongos producen vitamina D2.
Muchas personas tienen niveles insuficientes de vitamina D3 porque viven en lugares donde la luz solar es limitada en invierno, como el Reino Unido. Al pasar más tiempo en casa, la pandemia de Covid-19 también limitó la exposición natural de las personas al sol.
"La deficiencia de vitamina D puede deberse al área geográfica donde vivimos (el sur de nuestro país tiene menores niveles de vitamina D), al factor estacional (ya que el invierno, el frío y la lluvia disminuyen la radiación solar), a la contaminación ambiental o al hábito de estar muchas horas sin salir a la luz solar", explicaba en una nota con Clarín Alicia Bagur, médica osteóloga, directora médica de Mautalen Salud e Investigación.
Aunque algunos alimentos están fortificados con vitamina D (cereales para el desayuno, yogures y pan) y pocos c, pocos contienen la vitamina de forma natural (pescados grasos como el salmón, boquerón, caballa o arenque; la yema de huevo; los hongos expuestos al sol por 30 a 60 minutos; y lácteos suplementados con vitamina D).
El colecalciferol (vitamina D3) pertenece a una clase de medicamentos llamados análogos de la vitamina D. El cuerpo necesita el colecalciferol para tener huesos, músculos y nervios saludables y fortalecer el sistema inmunitario. Su acción consiste en ayudar al cuerpo a usar más del calcio que se encuentra en los alimentos o suplementos.
"Si bien descubrimos que la vitamina D2 y la vitamina D3 no tienen el mismo efecto sobre la actividad genética en los humanos, la falta de impacto que encontramos al observar la vitamina D2 significa que se requiere en forma urgente un estudio más amplio para aclarar las diferencias en los efectos. Sin embargo, estos resultados muestran que la vitamina D3 debería ser la forma preferida para los alimentos y suplementos fortificados", concluyó la profesora Susan Lanham-New, coautora del estudio y jefa del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Surrey.
La búsqueda de herramientas para encontrar más tratamientos contra el COVID-19 no se ha frenado desde el inicio de la pandemia. Uno de los productos que se ha postulado es la vitamina D, que ha llamado la atención de investigadores científicos de diferentes partes del mundo. Las pruebas sobre la utilidad de la vitamina D para el coronavirus aún está en debate. En la Argentina y en Inglaterra, avanzan estudios para arrojar pistas que permitan dilucidar si la vitamina D puede ser incluida en la lista de suplementos que pueden ayudar en los afectados por el coronavirus.
Además de promover una buena salud ósea, la vitamina D puede desempeñar algunas funciones para ayudar al funcionamiento de las células inmunitarias. Algunos estudios científicos encontraron el año pasado una asociación entre los bajos niveles de vitamina D y las tasas elevadas del COVID-19. Sin embargo, esos trabajos no han podido determinar que esta deficiencia en la vitamina D sea la causa real de las tasas de la enfermedad. Podría estar ocurriendo que las poblaciones que tienen mayor deficiencia de vitamina D resulten más afectadas por el coronavirus por otros motivos, como por ejemplo un menor acceso a los servicios de salud o condiciones preexistentes como la obesidad.
También hubo ensayos clínicos que han intentado determinar si la vitamina D puede ayudar a los pacientes con COVID-19. La posibilidad recibió más atención cuando el 2 de octubre pasado se conoció que el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recibió vitamina D cuando fue diagnosticado con COVID-19. En Inglaterra, la vitamina D se recomienda para su consumo al comienzo del invierno. Pero hasta ahora, ninguna investigación ha demostrado un efecto lo suficientemente contundente como para respaldar dosis más altas para prevenir o tratar el coronavirus.
Varios estudios han demostrado una asociación entre la vitamina D y los resultados de COVID-19, pero son en gran medida observacionales. Esto significa que analizan lo que ocurre con las personas con niveles más altos y más bajos de vitamina D, pero no se controlan otros factores. Los estudios observacionales muestran que ciertos grupos son más propensos a tener deficiencias de vitamina D y a contraer Covid: las personas mayores, las personas con obesidad, y las personas con piel más oscura.
Es posible que una deficiencia en la vitamina D sea la razón por la que estos grupos tienen un mayor riesgo, o puede haber otros factores de salud y ambientales que provoquen tanto una caída de niveles de vitamina D como una mayor susceptibilidad al coronavirus.
Pero también es posible que los niveles de la vitamina D también pueden descender como consecuencia de la enfermedad y que no sean la causa.
Para aclarar cuál es el rol de la vitamina D, se esperan los resultados de varios estudios en curso. Un ensayo controlado y aleatorizado se está llevando a cabo en la Universidad Queen Mary de Londres. Otro ensayo se está realizando en Argentina con financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Según contó a Infobae el doctor Walter Manucha, investigador del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo del Conicet en Mendoza, se está haciendo un ensayo controlado multicéntrico con vitamina D en altas dosis versus placebo para prevenir las complicaciones evolutivas de pacientes infectados por COVID-19. Se les administra un grupo de pacientes leves a moderados con la vitamina D y otro grupo solo recibe placebo.
El ensayo fue uno de los 64 elegidos por una convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, que depende del Ministerio de Ciencia. El estudio intenta comprobar si las altas dosis de vitamina D3 (colecalciferol) reduce el riesgo de mayores complicaciones en los pacientes leves y moderados. Se intenta averiguar si la elevación en forma rápida y sostenida de los niveles de vitamina D en sangre puede morigerar la situación de estos pacientes y mejorar rápidamente la respuesta del organismo frente a la infección.
Otra pista fue dada por otro estudio -aún sujeto a revisión de pares-, que fue realizado por un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Nueva York, Instituto de Cáncer Barts Cancer, de Londres, entre otros-. Sugirió que las tasas de mortalidad por COVID-19 son menores en los países con una exposición anual al sol más insuficiente, pero con niveles medios de vitamina D más altos. Este trabajo señala que se necesitan resultados de ensayos clínicos controlados que permitan aclarar si hay relación entre el consumo de vitamina D y COVID-19
El año pasado, hubo un estudio de la Universidad de Barcelona que capturó la atención. Sugirió que la vitamina D había tenido un éxito asombroso, con una reducción del 80% de los ingresos en cuidados intensivos y una reducción del 60% de las muertes por Covid. Fue ampliamente compartido en Internet. Pero luego fue retirado por “preocupaciones sobre la descripción de la investigación”, y la revista The Lancet inició una investigación sobre ese trabajo.
La vitamina D podría reducir las complicaciones en los pacientes hospitalizados con Covid-19. Según un estudio publicado en la revista «PLOS ONE», aquellos que tenían suficiente vitamina D, con un nivel en sangre de 25-hidroxivitamina D de al menos 30 ng / ml, tienen un riesgo significativamente menor de resultados clínicos adversos incluyendo pérdida del conocimiento, hipoxia y muerte.
«Este estudio proporciona evidencia directa de que la suficiencia de vitamina D puede reducir las complicaciones, incluida la tormenta de citocinas (liberación de demasiadas proteínas en la sangre demasiado rápido) y, en última instancia, la muerte por Covid», explica el autor correspondiente Michael F. Holick, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (EE.UU.).
El estudio obtuvo muestras de sangre para medir el estado de vitamina D (nivel sérico medido de 25-hidroxivitamina D) de 235 pacientes ingresados en el hospital con coronavirus. Los investigadores controlaron a los pacientes para determinar los resultados clínicos, incluida la gravedad clínica de la infección, pérdida del conocimiento, dificultad para respirar que provocó hipoxia y muerte.
La sangre también se analizó en busca de un marcador inflamatorio (proteína C reactiva) y de la cantidad de linfocitos. Por último, los investigadores compararon todos estos parámetros en pacientes que tenían deficiencia de vitamina D con aquellos que tenían suficiente vitamina D.
Aquellos pacientes que tenían suficiente vitamina D tenían un 51,5 por ciento menos de probabilidades de morir a causa de la infección en comparación con los pacientes que eran deficientes o insuficientes en vitamina D.
Los resultados mostraron que en los pacientes mayores de 40 años, aquellos con suficiente vitamina D, tenían un 51,5 por ciento menos de probabilidades de fallecer a causa de la infección en comparación con los pacientes que eran deficientes o con poca vitamina D con un nivel en sangre de 25-hidroxivitamina D inferior a 30 ng / mL.
Holick, que recientemente publicó un estudio en el que se determinó que una cantidad suficiente de vitamina D puede reducir el riesgo de contraer el coronavirus en un 54%, cree que el hecho de que la vitamina D sea suficiente ayuda a combatir las consecuencias de estar infectado no sólo con el coronavirus sino también con otros virus que causan enfermedades del tracto respiratorio superior, incluida la gripe.
«Existe una gran preocupación de que la combinación de una infección de gripe y una infección viral coronaria pueda aumentar sustancialmente las hospitalizaciones y la muerte debido a las complicaciones de estas infecciones virales», añade.
Según Holick, este estudio proporciona una estrategia simple y rentable para mejorar la capacidad de luchar contra el virus corona y reducir los resultados clínicos adversos, incluida la necesidad de asistencia respiratoria, una respuesta inmune hiperactiva que conduce a una tormenta de citocinas y la muerte.
«Debido a que la deficiencia e insuficiencia de vitamina D está tan extendida en niños y adultos en los Estados Unidos y en todo el mundo, especialmente en los meses de invierno, es prudente que todos tomen un suplemento de vitamina D para reducir el riesgo de infección y complicaciones por Covid-19», recomienda.
¿Los niveles de vitamina D están asociados con los resultados de las pruebas para la covid-19? Esa fue la pregunta con la que arrancó el estudio de dos médicos que hacen parte del Departamento de Medicina de la Universidad de Chicago (EE.UU.).
Para darle respuesta al interrogante, los investigadores trabajaron con la data de 489 pacientes que se realizaron la prueba desde el 3 de marzo al 10 de abril de 2020.
El objetivo era analizar su estado de vitamina D un año antes de que cada uno de ellos se hubiera sometido al test y confirmar si había más probabilidades de dar positivo si tenían niveles deficientes de vitamina D.La investigación titulada 'Asociación del estado de vitamina D y otras características clínicas con los resultados de la prueba COVID-19' encontró que "de 172 pacientes cuyo nivel de vitamina D más reciente fue deficiente, 32 dieron positivo para covid-19 en comparación con 39 participantes cuyo último nivel de vitamina D no fue deficiente".
El estudio asegura que el riesgo relativo de dar positivo en la prueba de covid-19 fue 1,77 veces mayor para los pacientes con probable estado deficiente de vitamina D en comparación con los pacientes con probable estado suficiente de vitamina D. "Una diferencia que fue estadísticamente significativa" señalan.
El texto, publicado en la revista JAMA Network Open, explica que la vitamina D fortalece la inmunidad innata, por lo que "podría esperarse que disminuya la infección y transmisión de la enfermedad causada por el coronavirus".
Esta afirmación la hacen después de exponer que "la vitamina D modula la función inmunológica a través de efectos sobre las células dendríticas y las células T que pueden promover la eliminación viral y reducir las respuestas inflamatorias que producen síntomas".
Estos hallazgos podrían hacer pensar a las personas que tomar suplementos de esta vitamina podría ser una forma de prevenir la covid-19. Sin embargo, otros estudios han aclarado que esto no es así.
Por ejemplo un estudio internacional publicado en mayo en el BMJ, Nutrition, Prevention and Health confirmó que no hay suficientes pruebas científicas que demuestren que esta vitamina puede ser beneficiosa para prevenir o tratar el coronavirus.
Incluso los científicos que realizaron ese estudio creen que actualmente no existe un vínculo firme entre la ingesta de vitamina D y la resistencia a las infecciones de las vías respiratorias.
Dicha guía aconseja tomar un suplemento de vitamina D de diez microgramos diarios en los meses de invierno, de octubre a marzo, y durante todo el año si la exposición al exterior es limitada.
A pesar de esto, el estudio de los miembros de la Universidad de Chicago insiste en que "se necesitan ensayos clínicos aleatorios de intervenciones para reducir la deficiencia de vitamina D y determinar si esas intervenciones podrían reducir el riesgo de contraer covid-19".
Un nuevo estudio desarrollado por científicos de la Sociedad Americana del Cáncer, la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, el Instituto Nacional del Cáncer estadounidense y más de otros 20 centros médicos y organizaciones ha detectado que las concentraciones circulantes de vitamina D más altas se asocian significativamente con menor riesgo de cáncer colorrectal.
Este estudio refuerza la evidencia, previamente considerada no concluyente, e una relación de protección. Las concentraciones óptimas de vitamina D para la prevención del cáncer colorrectal pueden ser más altas que las recomendaciones actuales de la Academia Nacional de Medicina estadounidense, que se basan únicamente en la salud ósea, según apuntan los autores de esta investigación, que se detalla en un artículo publicado en la edición digital de ‘Journal of the National Cancer Institute’.
Existe la hipótesis de que la vitamina D, conocida por su papel en el mantenimiento de la salud ósea, reduce el riesgo de cáncer colorrectal a través de varias vías relacionadas con el crecimiento y la regulación celular. Estudios prospectivos previos han informado de resultados inconsistentes para determinar si las concentraciones más altas de 25-hidroxivitamina D circulante, la medida aceptada del estado de vitamina D, están relacionadas con menor riesgo de cáncercolorrectal.
Los pocos ensayos clínicos aleatorizados de suplementos de vitamina D y cáncer colorrectal completados hasta el momento no han mostrado un efecto; pero el tamaño del estudio, la duración de la suplementación y el cumplimiento pueden haber contribuido a sus hallazgos nulos. “Para abordar inconsistencias en estudios previos sobre la vitamina D e investigar asociaciones en subgrupos de población, analizamos datos a nivel de participante, recopilados antes del diagnóstico de cáncer colorrectal, de 17 cohortes prospectivas y usamos criterios estandarizados en todos los estudios”, explica la coautora principal del estudio, Stephanie Smith-Warner, epidemióloga en Harvard.
El análisis incluyó más de 5.700 casos de cáncer colorrectal y 7.100 controles de Estados Unidos, Europa y Asia. Se utilizó un único ensayo y laboratorio ampliamente aceptado para las nuevas mediciones de vitamina D y la calibración de las mediciones de vitamina D existentes. “En el pasado, las diferencias sustanciales entre los ensayos dificultaban la integración de los datos de vitamina D de distintos estudios –explica la coautora principal del artículo Regina G. Ziegler, epidemióloga del Instituto Nacional del Cáncer–. Este enfoque de calibración nos permitió explorar sistemáticamente el riesgo en la amplia gama de niveles de vitamina D observados internacionalmente”.
En comparación con los participantes con concentraciones circulantes de vitamina D consideradas suficientes para la salud ósea, aquellos con concentraciones deficientes de vitamina D tenían un 31 por ciento más de riesgo de cáncer colorrectal durante el seguimiento, de un promedio de 5,5 años (rango: 1 – 25 años). De manera similar, las concentraciones superiores a la suficiencia de salud ósea se vincularon con un 22 por ciento menos de riesgo.
ASOCIACIÓN MÁS IMPORTANTE EN LAS MUJERES
Sin embargo, el riesgo no continuó disminuyendo en las concentraciones más altas. Estas asociaciones persistieron incluso después de ajustar los factores de riesgo de cáncer colorrectal conocidos. Se observaron relaciones protectoras en todos los subgrupos examinados. Sin embargo, la vinculación fue notablemente más fuerte en las mujeres que en los hombres en concentraciones superiores a la suficiencia de la salud ósea.
El riesgo de cáncer colorrectal durante la vida es del 4,2 por ciento (una de cada cuatro) en mujeres y del 4,5 por ciento (uno de cada 22) en hombres. El cáncercolorrectal es el tercer cáncer más común y la tercera causa de muerte relacionada con el cáncer en hombres y mujeres en Estados Unidos, con aproximadamente 140.250 casos nuevos y 50.630 muertes esperadas durante 2018.
“Actualmente, las agencias de salud no recomiendan la vitamina D para la prevención del cáncer colorrectal”, señala otra coautora, Marji L. McCullough, epidemióloga de la Sociedad Americana del Cáncer. “Este estudio agrega nueva información sobre que las agencias pueden usar cuando revisan la evidencia de orientación sobre la vitamina D y sugiere que las concentraciones recomendadas para la salud ósea pueden ser más bajas de lo que sería óptimo para la prevencióndel cáncer colorrectal”, agrega.
La vitamina D se puede obtener en la dieta, especialmente de los alimentos fortificados, con los suplementos y mediante la exposición al sol. Los expertos recomiendan que la vitamina D se obtenga a través de la dieta siempre que sea posible porque la radiación ultravioleta excesiva es un factor de riesgo importante para el cáncer de piel.
Una científica del CONICET Rosario comprobó que un aumento en las dosis de vitamina D mejora el estado de personas que sufren artritis reumatoidea, una enfermedad que se manifiesta en adultos de ambos sexos, pero que es dos veces más frecuente en las mujeres.
“Sabiendo, a partir de la bibliografía, que la vitamina D participa en el sistema inmunológico, al tratarse la artritis reumatoidea de una enfermedad autoinmune, nos preguntamos qué ocurriría si mejoráramos los niveles de vitamina D en estos pacientes” relata Brance, en relación a un trabajo que se publicó en el año 2014, en donde se observó menores niveles de vitamina D en pacientes reumatoidea con una mejoría de la actividad de la enfermedad -es decir el paciente manifestaba menos dolor y mejor estado de sus articulaciones- luego de la elevación de los niveles de la vitamina.
“En función de ese primer trabajo quisimos saber qué pasaba en el resto de las enfermedades reumatológicas autoinmunes entonces empezamos a estudiar los niveles de vitamina D en pacientes con Lupus, con artritis reumatoidea y con Espondiloartropatías, siempre buscando saber si bajos niveles de esta vitamina estaban asociados a peor actividad de la enfermedad” indica Brance. Al momento había algunos datos de Estados Unidos y Europa, pero no existían estudios donde hubiera registro de qué pasaba en la población argentina y latinoamericana. “Como conclusión de los trabajos de las enfermedades reumatológicas autoinmunes, se encontró que a bajos niveles de vitamina D había más inflamación de la enfermedad” indica Brance.
Nuevos horizontes
La Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología le otorgó en agosto de 2017 a la doctora Lorena Brance el Premio PANLAR (Panamericano de Reumatología) en reconocimiento a la trayectoria e investigación en el campo de la reumatología. “Gracias a este premio pude iniciar una nueva investigación sobre la afectación del hueso en los pacientes con artritis reumatoidea” señala al respecto Brance.
El premio posibilita estudiar la masa ósea en general, a partir de la realización una densitometría ósea para conocer cómo se encuentra la columna y la cadera y también determinar la presencia de fracturas vertebrales. También se evaluará la microarquitectura del hueso trabecular de la columna a través del Trabecular Bone Score.
Los suplementos de vitamina D podrían ayudar a aliviar los síntomas dolorosos del síndrome del intestino irritable, según un estudio de la Universidad de Sheffield, que se publica en European Journal of Clinical Nutrition.
Los investigadores del Departamento de Oncología y Metabolismo de la Universidad de Sheffield analizaron toda la literatura disponible en vitamina D y síndrome de intestino irritable. El estudio muestra una alta prevalencia de deficiencia en vitamina D en todos pacientes con la patología, sin que se encontraran diferencias por etnias.
Aunque los investigadores creen que hay que realizar más investigaciones, sus resultados sugieren que los suplementos de vitamina D podrían ayudar a reducir los síntomas del síndrome, que incluyen dolor abdominal, hinchazón, diarrea y estreñimiento.
“El estudio ayuda a conocer mejor la patología y, sobre todo, una nueva forma de manejarla. Los resultados muestran la necesidadad de analizar los niveles de vitamina D en todos los pacientes con síndrome del intestino irritable, ya que un gran porcentaje se beneficiaría de su suplementación”, ha explicado Bernard Corfe, autor principal del trabajo.
La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la pérdida progresiva de la densidad de los huesos y, en consecuencia, por un mayor riesgo de fracturas óseas. Una enfermedad que afecta principalmente a las personas mayores de 50 años, sobre todo mujeres –la prevalencia es hasta cuatro veces mayor en la población femenina que en la masculina– y que constituye una seria amenaza no solo para la calidad de vida de los pacientes, sino incluso para su esperanza de vida. De ahí la importancia de adoptar hábitos de vida saludables, ya desde la infancia, para prevenirla. Y asimismo, de tomar suplementos con calcio y/o vitamina D para fortalecer los huesos y reducir el riesgo de fracturas. Pero, ¿esto es realmente así? Pues según un estudio llevado a cabo por investigadores del Primer Centro Hospitalario de Tianjin (China), no.
Como explica Jia-Guo Zhao, director de esta investigación publicada en la revista «JAMA», «en nuestro metanálisis de ensayos clínicos aleatorizados, el uso de suplementos con calcio, vitamina D o ambos no se asoció con un menor riesgo de fracturas en personas mayores. Así, nuestros hallazgos no apoyan el empleo rutinario de estos suplementos en esta población».
Sin beneficio El calcio es el mineral que confiere la rigidez y dureza a los huesos. De hecho, se estima que el calcio, ya sea en forma de fosfato o de carbonato, supone hasta el 45% de la composición de los huesos, por lo que su carencia hace que tengamos unos huesos más débiles y, por tanto, presentemos un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis. Pero no se trata únicamente de calcio. También necesitamos vitamina D, indispensable para que el organismo sea capaz de absorber el calcio y regular su paso a los huesos.
Llegados a este punto, debe tenerse en cuenta que el organismo es incapaz de producir por sí mismo el calcio, por lo que debe ser adquirido a través de la dieta. Y con objeto de garantizar un aporte suficiente de este mineral, también podemos recurrir a los ‘concentrados’ –esto es, a los suplementos– con calcio. Y lo mismo sucede con la vitamina D, muy especialmente en aquellas épocas en las que, como suele ocurrir en el invierno, el sol brilla por su ausencia –los rayos solares nos ayudan a transformar el colesterol en vitamina D–. Tal es así que, ateniendo a los resultados alcanzados en multitud de estudios, las guías publicadas por las sociedades médicas recomiendan la toma de suplementos de calcio y vitamina D para prevenir la osteoporosis. Sin embargo, muchos de los estudios desarrollados también han concluido que la toma de estos suplementos no vale para nada –o por lo menos, en lo que refiere a la reducción del riesgo de fracturas.
El uso de suplementos con calcio, vitamina D o ambos no se asoció con un menor riesgo de fracturas en personas mayores Como apunta Jia-Guo Zhao, «la creciente carga social y económica en todo el mundo de las fracturas asociadas a la osteoporosis hace que la prevenciónde estas lesiones constituya un objetivo prioritario en materia de salud pública. Los estudios previos han alcanzado conclusiones ‘mixtas’ en torno a la asociación entre los suplementos con calcio, vitamina D o ambos y la incidencia de fracturas en la población mayor».
Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Hay que tomar o no estos suplementos? Pues para averiguarlo, los autores llevaron a cabo una revisión o ‘metanálisis’ de los resultados alcanzados en 33 grandes ensayos clínicos desarrollados con la participación de 51.145 personas mayores de 50 años. Y lo que vieron es que daba igual que los participantes tomaran suplementos, placebo o, simplemente, ‘nada’: el riesgo de sufrir una fractura, ya fuera de cadera, de una vértebra o de cualquier otro hueso del cuerpo, resultó similar en los tres casos.
Una de cada tres mujeres Se estima que, cumplidos los 50 años, hasta una de cada tres mujeres y uno de cada cinco varones acabarán padeciendo una fractura por culpa de la osteoporosis. Sin embargo, y a tenor de las nuevas evidencias, parece que la toma de suplementos con calcio y/o vitamina D no ayuda a evitar que esto pase.
Como concluyen los autores, «no hemos observado asociaciones estadísticamente significativas entre los suplementos y la incidencia de fracturas vertebrales o no vertebrales. Además, los análisis de subgrupos han sido por lo general consistentes con independencia de la ‘dosis’ de calcio o vitamina D, el sexo, el historial de fracturas, la ingesta diaria de calcio y la concentración basal de vitamina D en sangre».
Tener más de 50 años se había convertido en el factor decisivo para recomendar suplementos de calcio y vitamina D, sin embargo, las necesidades de los pacientes no se veían cubiertas con dosis genéricas. Ginecólogos de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (Seiomm) advierten que las fracturas se reducirían, únicamente, al combinar vitamina D con calcio.
Si en algo están de acuerdo los expertos ante la controversia sobre beneficios o riesgos en fracturas y posibles eventos cardiovasculares por la ingesta de suplementos de calcio y vitamina D es en la necesidad de seleccionar bien a los pacientes que los necesitan y de ajustar las dosis adecuadas para cada patología ósea.
Este ha sido uno de los debates candentes del XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (Seiomm), en Elche. Su moderador, José Luis Neyro, consultor del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Cruces de Vizcaya, ha dado una explicación posible a las dudas sobre los suplementos de calcio. “En muchas ocasiones hemos mezclado las necesidades de pacientes con osteoporosis -que requieren adición de calcio y vitamina D al tratamiento, según la evidencia científica- con las de personas no enfermas pero que por tener más de 50 años deben cuidar su esqueleto, evaluar periódicamente el nivel de vitamina D, incluso adecuar la ingesta de calcio”.
Al subrayar que ni son el mismo grupo de pacientes ni comparten necesidades, Neyro ha validado la importancia del calcio y la vitamina D para la salud ósea, y recalca que en el caso de tratamiento para la osteoporosis la ingesta adecuada y la repleción de vitamina D son críticas “para maximizar la eficacia antifractura en la respuesta a terapias osteoactivas”.
Habría suficiente evidencia de que la vitamina D y el calcio pueden reducir las nuevas fracturas, pero sólo si se administran juntos. Las principales dudas apuntadas por este ginecólogo giran en torno a las dosis de cada uno de ellos, a la elección entre calcio dietético o farmacológico, a la duración del tratamiento en diferentes grupos de edad, incluso a los posibles riesgos a largo plazo.
Diferencias por sexo y edad El temor a la influencia de estos suplementos en eventos cardiovasculares también tiene que solventarse con prudencia, según Neyro, que recomienda “diferenciar el sexo del paciente al prescribir, pues los comportamientos del calcio a largo plazo difieren, pero también tener en cuenta el estado de salud previo y las comorbilidades”. Y en cuanto a la vitamina D, su producción endógena disminuye tras los 50 años. “Ese parece un buen momento para determinarla en sangre y cuidar sus niveles, pero sin confiar solo en la dieta para conseguirlos”.
Los requerimiento diarios de calcio se estiman adecuados entre 1.000 y 1.200 mg que pueden obtenerse con relativa facilidad en la dieta o con alimentos suplementados. Pero siempre precisarán suplementos de calcio nutricionales o farmacológicos personas intolerantes a la leche, con limitación de secreción gástrica por la edad, por el empleo de ciertos fármacos, gastrectomía u otras causas de malabsorción. Se estima que las necesidades de vitamina D serían de 800 a 1.000 UI.