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Desde hace un tiempo, el consumo de algunos medicamentos para perder peso se disparó. Ya no sólo es una cuestión de la época del año, sino que la oferta indiscriminada en redes sociales permite que muchas personas accedan a estos tratamientos, sin mayor control ni consejo profesional. Ante esto, se presentó en el Senado nacional un proyecto de ley que busca prohibir la venta de las pastillas para adelgazar a los menores de 18 años. Además, la iniciativa impone restricciones a la denominada “publicidad engañosa” que las acompaña, y que imita otras legislaciones del mundo. Según los datos oficiales, la venta de estos fármacos se triplicó desde 2005 (de 52 a 153 millones de unidades). 

El proyecto de ley fue impulsado por el senador Roberto Basualdo, representantes de la provincia de San Juan. El mismo contempla sancionar a las farmacias que inciten el consumo de estos productos y que faciliten su compra por parte de los jóvenes. “El verdadero problema de estas pastillas en adolescentes es su efecto adverso: al inhibir el apetito, hacen de antesala a la aparición de trastornos de la alimentación como la bulimia y la anorexia”, dijo el legislador, en una entrevista con el diario Perfil. 

Los especialistas apoyan este tipo de iniciativas. “No existe una molécula mágica que por su cuenta genere pérdida de peso significativa. El problema de las pastillas en adolescentes es la falta de control ya que no hay tratamiento que no incluya cambios en la conducta. Siempre debe ser recetado y, su ingesta, acompañada de elementos que regulen cuánto se come, cuánto uno se mueve y de qué manera las emociones controlan el acto de comer”, asegura Mónica Katz, directora de la Diplomatura en Obesidad de la Universidad Favaloro. 

Según datos de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota), casi el 30 por ciento de los jóvenes posee algún trastorno de alimentación. En relación con ello, Beatriz Grippo, licenciada en Nutrición y miembro del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas, confirma que es más frecuente detectar al adolescente con estas patologías en verano ya que buscan adelgazar de inmediato. “Digo ‘detectar’ porque los jóvenes esconden su problema. Se acercan al Hospital por un apto físico o a través de la queja ‘hago de todo para bajar de peso y no lo consigo’. En general no buscan visibilizarlo, y dejar de comer es solo un síntoma”, manifestó la nutricionista. 

Por su parte, Rosa Labanca, médica nutricionista y miembro de la Comisión Directiva de Saota, asegura que todo problema estético es área del profesional de nutrición ya que puede desencadenar una restricción intensa en la ingesta de comidas y así generar un problema mayor. “Siempre que haya una obsesión con el peso, sea objetiva o subjetiva –no estar conformes visualmente con su cuerpo– amerita una consulta con un especialista. Comenzar a tomar pastillas por su cuenta no resuelve ningún problema”. 

Las especialistas sugirieron un tratamiento que incluya cambios permanentes en el estilo de vida. “Los ejes de esta transformacion son tres: ejercicio, dieta saludable y bienestar mental”. La actividad física regular es vital, sea bajo el método que sea. El ideal para este grupo etario es realizar, al menos, 12 mil pasos cada día; algo que se logra en parte reduciendo el “consumo” de horas de pantalla, acompañando a los padres en sus tareas cotidianas o jugando con amigos. 

Por otra parte, la dieta debe ser lógica y completa, adecuada a esta etapa del desarrollo y maduración. Esto significa que, para los jóvenes, no están indicadas las dietas restrictivas, salvo que se trate de un caso de morbilidad patológica. Y, finalmente, deben aprender a manejar el hambre “emocional”. Esto es el estrés, materializado en consumo emocional de alimentos, algo que se vuelve un fenómeno muy común. En otras palabras, según Katz, “comer en demasía, ya sea por aburrimiento o por ansiedad, no se soluciona consumiendo pastillas y medicamentos para adelgazar”.

 

* Mirada Profesional

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A partir de un proyecto de ley, el senador Roberto Basualdo (Cambiemos, San Juan) apunta a prohibir en el país la comercialización de pastillas para combatir el sobrepeso a menores de 18 años.

Puntualmente, establece que los envases exhiban en forma legible, clara y explícita la prohibición de la venta, sin receta médica, a quienes no superen esa edad. El legislador buscará que la iniciativa sea motorizada una vez iniciado el periodo legislativo.

El proyecto de ley dispondría el establecimiento de graves sanciones para los comercios que no cumplan con esta normativa.

El legislador manifestó que “actualmente, el aspecto físico tiene una importancia mayor que la que debería tener. Nuestra juventud se encuentra aturdida por tener una figura esbelta. Es tal la obsesión por el cuerpo perfecto que muchos se inician en el consumo de fármacos contra la obesidad, sin tener en cuenta el daño a la salud que esta situación puede ocasionarles”.

La iniciativa que fue presentada en la Cámara alta contempla una sanción para quienes no cumplan con la disposición. La misma consistirá en el decomiso de la mercadería en infracción y una multa que será determinada por la autoridad de aplicación. En caso de reincidencia, el organismo encargado del control podrá disponer la clausura transitoria del establecimiento.

De ser aprobada la ley, los importes de las multas que se apliquen en cumplimiento de la norma serán destinados a los programas tendientes a combatir el sobrepeso.

“La obesidad en los chicos es una realidad que aqueja a nuestro país. Por otro lado, la invasión de información a través de diarios, revistas, televisión y las incansables imágenes del cuerpo perfecto que permanentemente se impone en los medios, confunde a los jóvenes y los lleva a cruzar límites que, en muchos casos, derivan en serias patologías”, insistió Basualdo.

Por último, remarcó que “el problema de la obesidad, sumado a los trastornos alimenticios que provocan la bulimia y la anorexia, llevan a los adolescentes a caer en el consumo de fármacos anti obesidad o ‘dietarios’, los cuales son consumidos por ellos en forma indiscriminada. Por estas razones es que consideramos de fundamental importancia que estos productos se vendan a menores de 18 años solo con la pertinente prescripción médica. Hay que garantizar el derecho a la salud de nuestros jóvenes”.

Antecedentes 

La obsesión por alcanzar la delgadez, sin importar cómo, ha logrado que la oferta de los denominados suplementos y quemadores de grasa aumente en todo el mundo, incluso si no están avalados por las autoridades sanitarias.

Basta solamente con escribir “quemadores de grasa” o “pastillas para adelgazar” en un buscador web, para encontrar un sinnúmero de páginas dedicadas a la venta de estos productos.

Productos que prometen bajar de peso, reducir medidas y tonificar el cuerpo en 30 días, sin dieta ni ejercicio. En redes sociales, sobre todo en Instagram, es frecuente encontrar los testimonios de antes y después, tan impactantes como sospechosos.

Aseguran no tener efectos secundarios, más allá de aumento en la presión sanguínea, sed y exceso de energía. También dicen no contener componentes químicos y, mucho menos, Sibutramina, prohibida por el Invima en 2011.

Por sus ingredientes, de origen natural- dicen sus distribuidores- la mayoría están contraindicados para personas con hipertensión y mujeres en estado de embarazo.

Pero lo realmente preocupante es que algunos de estos suplementos no tienen registro de las autoridades competentes y, aún así, siguen siendo comercializados a través de páginas de internet y farmacias, asegurando no implicar ningún riesgo para la salud.

Fuente: AIM ( Argentina )

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