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El COVID-19 es una enfermedad producto de la irrupción del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que originó la actual pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A pesar de la llegada de las primeras vacunas, los científicos siguen están aprendiendo del comportamiento del COVID-19 y su evolución, mientras el mundo registra más de 107 millones de infectados y 2,3 millones de fallecidos desde su origen en la ciudad china de Wuhan, en diciembre de 2019.

En ese sentido, las vacunas que actualmente son desarrolladas por varias farmacéuticas, son herramientas en las que muchos han puesto sus esperanzas para proteger a la población y evitar que más personas sigan muriendo a causa del SARS-CoV-2, el virus que provoca la enfermedad.

No obstante, alrededor de estas surgen un sinnúmero de dudas. Una de ellas es la que plantean quienes ya han sufrido la enfermedad que, en algunos casos, consideran que ya no necesitan la vacuna porque es probable que no vuelvan a infectarse.

Pero, ¿qué sabemos acerca de cómo la inmunidad de una infección previa se compara con la protección que dan las nuevas vacunas? La respuesta corta: no mucho. Pero las vacunas para el COVID-19 han prevenido la enfermedad de manera predecible, y son una apuesta mucho más segura, dijeron los expertos.

“Es difícil predecir quién sobrevivirá ileso a una infección”, dijo en diálogo con The New York Times Jennifer Gommerman, inmunóloga de la Universidad de Toronto. Dadas todas las incógnitas -como la capacidad hospitalaria de una región o la fuerza de la respuesta inmune de una persona- elegir la enfermedad en lugar de la vacuna es “una decisión muy mala”, afirmó. “La principal ventaja de una vacuna es que es predecible y segura. Ha sido diseñada de forma óptima para generar una respuesta inmune efectiva”, agregó.

“Las vacunas hasta ahora han demostrado que generan una respuesta inmune mayor que la enfermedad natural. Por otro lado, los primeros datos de eficacia muestran que la vacuna es eficaz aún en personas que ya han tenido la enfermedad. En la campaña de vacunación no será un criterio para no vacunar a alguien el haber tenido la enfermedad”, aseguró el doctor Pablo Bonvehí, médico infectólogo (MN: 62.648), jefe de la Sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC.

“No hay nada perjudicial en obtener un estímulo para una respuesta inmune que ya se ha tenido antes”, reafirmó Marion Pepper, inmunóloga de la Universidad de Washington en Seattle. “Podrías obtener una respuesta inmune aún mejor al aumentar la inmunidad de la primera infección con la vacuna”. La idea de la especialista se refuerza con la noticia del fin de semana que indica que dos estudios científicos demostraron que las personas que ya se han infectado por coronavirus necesitarían una sola aplicación para alcanzar la inmunidad, lo cual genera una gran importancia por la posibilidad de cambiar los criterios de inmunización para hacer frente a la escasez de inyecciones, según los expertos.

En un nuevo estudio los investigadores encontraron que las personas que habían sido infectadas previamente con el virus informaron fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor muscular y articular después de la primera inyección con más frecuencia que aquellos que nunca habían sido infectados. Los sobrevivientes de la enfermedad también tuvieron niveles de anticuerpos mucho más altos después de la primera y segunda dosis de la vacuna.

Según estos resultados, dicen los investigadores, las personas que han tenido COVID-19 pueden necesitar solo una inyección. “Creo que una vacuna debería ser suficiente”, aseveró Florian Krammer, virólogo de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai y autor del estudio. “Esto también evitaría a las personas un dolor innecesario al recibir la segunda dosis y liberaría dosis adicionales de la vacuna”, agregó.

¿Cuál es el riesgo de reinfección?

El riesgo de reinfección parece ser bastante bajo según los expertos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirman que el riesgo de reinfección es ‘bajo’ dentro de los primeros 90 días después de haberse infectado con COVID. “Igualmente, en base a lo que sabemos de virus similares, se espera que haya algunas reinfecciones”, señalan los CDC en su sitio web.

“En algún momento tendremos que averiguar si 90 días es el número correcto”, dijo Yvonne Maldonado, quien representa a la Academia Estadounidense de Pediatría en las reuniones del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización. Pero por ahora, “las personas que tienen evidencia de infección recientemente probablemente no deberían estar en la primera línea de la vacunación porque hay muy pocas vacunas disponibles”.

Sin embargo, en otros casos, se cree que una infección natural es más poderosa que una vacuna. Por ejemplo, el hecho de contraer paperas -que en casos raros puede causar problemas de fertilidad en los hombres- genera inmunidad de por vida, pero algunas personas que han recibido una o dos dosis de la vacuna siguen contrayendo la enfermedad.

En el caso de coronavirus, la inmunidad natural que provoca es afortunadamente bastante fuerte. La gran mayoría de las personas infectadas producen al menos algunos anticuerpos y células inmunes que pueden combatir la infección. Y la evidencia hasta ahora sugiere que esta protección persistirá por años, lo que prevendrá enfermedades serias, si no la reinfección.

En la mayoría de los casos, una infección produce una respuesta inmune mayor y más duradera. Esto es porque las vacunas, por lo menos las más antiguas, eran virus atenuados y la infección es caudada por el virus completo. En principio, cuando uno ya tuvo una infección, como la respuesta inmune es mayor que la vacuna no tiene mucho sentido vacunarse. Salvo en aquellos casos donde la inmunidad no persiste. Tendrá que pasar tiempo para que podamos saberlo con certeza”, señaló en diálogo con este medio la doctora Cristina Freuler, médica infectóloga y jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán.

Pero hay un “rango dinámico masivo” en esa respuesta del organismo, con una diferencia de 200 veces en los niveles de anticuerpos. En las personas que están levemente enfermas, la protección inmunológica capaz de prevenir una segunda infección puede disminuir en unos pocos meses. “Esas personas podrían beneficiarse más de la vacuna que otras”, afirmó Bill Hanage, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.

Consultado por este medio sobre el tema de reinfecciones, el doctor Francisco Nacinovich, jefe de infectología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires y miembro de la comisión de vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología, indicó: “Aún habiendo contraído la enfermedad es recomendable vacunarse. Es la indicación de nuestra autoridad sanitaria. No se sabe cuánto duran los anticuerpos por la infección natural. Se cree que duran entre noventa y cien días, en algunas personas menos y no todos tienen anticuerpos protectores. En general, las vacunas estimulan el sistema inmunológico evitando los efectos adversos.

¿Qué sucede con las variantes nuevas?

Alrededor del mundo se detectaron múltiples variantes del SARS-CoV-2 en los últimos meses. “En general cuando el virus contagia se replica, y esa posibilidad es la que hace que el virus pueda llegar a mutar”, explica a Infobae el médico infectólogo Hugo Pizzi (M.P. 54.101). “Por eso pedimos por varias razones epidemiológicas que la gente se cuide, porque cuantos más casos haya, más riesgo hay de que haya mutación. Al principio creíamos que las mutantes que estábamos viendo eran más contagiosas pero menos letales. Sin embargo, Patrick Vallance, asesor jefe científico del Reino Unido, ya dijo -y está publicado- que es más letal. Él hace un cálculo que muestra que el coronavirus antes mataba 10 personas sobre 1000 personas, y ahora 13. La variante brasileña no escapa a ese hecho. La prueba evidente está que tiene colapsada a Manaos con más de 1000 muertes diarias”.

Según declaraciones a este medio del inmunólogo Jorge Geffner, “hay preocupación por todas las variantes. La que más preocupa de las de Brasil tiene que ver con el desastre que ocurrió en Manaos. En base a esa experiencia, se piensa que tiene más transmisibilidad, es decir que es más contagiosa”. Una pesquisa preliminar del centro de investigación médica Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) indicó que esta nueva variante es un “fenómeno reciente”. Probablemente se desarrolló en diciembre y evolucionó a partir de variantes que se encontraban en circulación en Amazonas.

Para Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, existe la “necesidad de seguir de cerca las variantes y de acelerar los esfuerzos de vacunación antes de que surjan nuevas mutaciones incluso más peligrosas. La mejor manera de evitar que un virus siga evolucionando es impedir que se replique y eso se consigue vacunando a la gente lo más rápido posible”.

¿Debo ir a vacunarme si enfermo ahora?

La recomendación médica indica que si uno está cursando la enfermedad no es conveniente vacunarse hasta tanto concluyan los síntomas y la persona sea dada de alta. Igualmente, no hay una recomendación de tiempo mínimo entre la infección y la vacunación.

Además, no hay datos de seguridad sobre personas que hayan recibido una terapia con anticuerpos o plasma convaleciente para tratar una infección por COVID-19. Dado que la reinfección parece ser poco común en los 90 días posteriores a la infección inicial, los CDC recomiendan como precaución que la persona espere al menos 90 días.

¿Necesito ambas dosis de la vacuna?

Todas las vacunas lanzadas hasta ahora se componen de 2 dosis con 21 o 28 días de diferencia para alcanzar una alta inmunidad. Actualmente se recomienda que las personas sigan ese calendario de vacunación hasta que se realicen más investigaciones y los funcionarios de salud hagan otra recomendación.

“Se ha planteado el concepto de administrar una sola vacuna de refuerzo a quienes han tenido una infección natural como forma de preservar el suministro limitado de vacunas y ponerlas a disposición de quienes nunca desarrollaron la infección por COVID”, según el estudio médico citado precedentemente.

 

 

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Dado que muchos países enfrentan retrasos en la vacunación debido a la escasez de trabajadores y los problemas de distribución, los funcionarios de salud ahora sugieren que estaría bien retrasar la segunda dosis de la vacuna de dos componentes hasta seis semanas.

William Petri, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Virginia, se ha hecho eco del estado de preguntas de sus pacientes, sobre si la vacuna COVID-19 seguirá funcionando si las personas se retrasan en recibir su segunda dosis. Por ello acaba de publicar un detallado documento que analiza esta perspectiva.

“Dos dosis, separadas por tres a cuatro semanas, es el enfoque probado y verdadero para generar una respuesta inmunitaria eficaz a través de la vacunación, no solo para COVID sino también para la hepatitis A y B y otras enfermedades”, afirma.

La primera dosis prepara el sistema inmunológico e introduce al cuerpo el germen. Esto permite que el sistema inmunológico prepare su defensa. La segunda dosis, o refuerzo, brinda al sistema inmunológico la oportunidad de aumentar la calidad y cantidad de los anticuerpos utilizados para combatir el virus.

 

En el caso de las vacunas Pfizer y Moderna COVID-19, la segunda dosis aumenta la protección que brinda la vacuna de un 60% a aproximadamente un 95%.

En el ensayo clínico, la segunda dosis de la vacuna Pfizer se administró tan pronto como el día 19 y hasta el día 42 al 93% de los sujetos. Dado que la protección fue aproximadamente del 95% para todos los que fueron vacunados dentro de esta “ventana” de tiempo, hay pocas razones para no permitir cierta flexibilidad en el momento de la segunda dosis 2.

A medida que haya más vacunas disponibles, el momento de la segunda dosis debería acercarse a las cuatro semanas para las vacunas Pfizer y Moderna. “Pero la buena noticia es que, aunque los suministros siguen siendo limitados, la ciencia sugiere que no hay nada malo en recibir una segunda dosis hasta 42 días después de la primera”, indica el profesional en su documento.

 

Las vacunas Pfizer y Moderna utilizan ARN mensajero que codifica la glucoproteína de pico. Tras la inyección de la vacuna, el ARNm entra en las células inmunitarias llamadas células dendríticas. Las células dendríticas utilizan las instrucciones escritas en el ARNm para sintetizar la glicoproteína de pico distintiva, que caracteriza al virus SARS-CoV-2 que causa COVID-19. Estas células inmunes luego muestran la glicoproteína de pico a las células B, que luego producen anticuerpos anti-pico.

Las vacunas de ARNm tienen la capacidad única de inducir un tipo especial de célula inmunitaria, llamada célula auxiliar folicular T, para ayudar a las células B a producir anticuerpos. Las células T hacen esto a través del contacto directo con las células B y enviando señales químicas que le dicen a las células B que produzcan anticuerpos. Es esta ayuda en la producción de anticuerpos lo que hace que estas vacunas sean tan efectivas.

Pero no todas las células B son iguales. Hay dos tipos que producen anticuerpos anti-picos: células plasmáticas de larga duración y células B de memoriaLas primeras, como su nombre lo indica, viven en la médula ósea durante años después de la vacunación, produciendo continuamente anticuerpos, en este caso anticuerpos anti-espiga. Estas células B de larga duración no necesitan ser estimuladas.

Las células B de memoria, por otro lado, viven en un estado similar a la hibernaciónNo producen anticuerpos hasta que son estimulados por un refuerzo de la vacuna, o están expuestos a la infección con el coronavirus que causa COVID-19. Esa es la razón por la que necesitamos esa segunda dosis. Juntos, estos dos tipos de células B proporcionan un nivel constante de protección.

Con la escasez actual de vacunas y los problemas para establecer la infraestructura para vacunar a millones de personas, a muchos médicos les preocupa que la segunda dosis no se administre en el período prescrito de tres a cuatro semanas.

Ese refuerzo es necesario para que las células T estimulen a las células B de memoria para producir cantidades masivas de anticuerpos. Si el refuerzo no se administra dentro de la ventana apropiada, se producirán cantidades menores de anticuerpos que pueden no brindar una protección tan poderosa contra el virus.

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Mientras el coronavirus avanza en todo el mundo sumando ya 107 millones de infectados y más de 2,3 millones de muertos, todos los países se encuentran en una negociación a contrareloj con los principales laboratorios productores de vacunas que prevengan la enfermedad COVID-19.

En esta situación, el Ministerio de Salud de la Nación habilitó hoy el uso de emergencia de la vacuna Covishield fabricada en India, mientras que el Gobierno celebró un convenio con el Serum Institute de India, el organismo encargado de producirla en colaboración con la Universidad de Oxford y AstraZeneca “en el contexto de una transferencia tecnológica”.

“Esta vacuna actualmente se presenta como una herramienta terapéutica segura y eficaz de acceso para que nuestro país baje la mortalidad, reduzca la mortalidad y disminuya la transmisibilidad de la enfermedad COVID-19 producida por el virus SARS-Cov-2″, justificó la cartera administrada por Ginés González García en la Resolución 627/2021, que fue publicada hoy en el Boletín Oficial.

¿Cómo funciona la vacuna?

La vacuna denominada “COVISHIELD/ ChAdOx1nCoV-19 Corona Virus Vaccine – Recombinant”, la producen Oxford-AstraZeneca en el Serum Institute of India, el mayor fabricante de vacunas del mundo a razón de más de 50 millones de dosis al mes.

Está compuesta de una versión debilitada de un virus del resfriado común (conocido como adenovirus) de chimpancés y la misma se ha modificado para que se parezca más al coronavirus, sin causar enfermedades. Como toda vacuna, cuando se la inyecta en el organismo, hace que el sistema inmunológico comience a producir anticuerpos y lo prepara para atacar cualquier infección por coronavirus. La misma se la administra en dos dosis entre cuatro y 12 semanas de diferencia.

Según su fabricante, se puede almacenar de manera segura a temperaturas de 2 ° C a 8 ° C, aproximadamente lo mismo que una heladera doméstica, y se puede administrar en entornos de atención médica existentes, como los consultorios médicos o farmacias, por lo que constituye una gran ventaja frente a competidores como la de Pfizer-BioNTech, que actualmente se administra en varios países, y debe almacenarse a -70 ° C, moviéndose un número limitado de veces.

Los ensayos clínicos internacionales de la vacuna Oxford-AstraZeneca demostraron que cuando las personas recibieron media dosis y luego una dosis completa, la efectividad alcanzó el 90%. Pero no había suficientes datos claros para aprobar la idea de media dosis y dosis completa. Los fabricantes indios de la vacuna, aseguran que Covishield es “altamente eficaz” y está respaldada por los ensayos de fase III realizados en Brasil y Reino Unido.

Aprobación por la ANMAT

La vacuna producida en India y autorizada ya por 12 autoridades sanitarias en el mundo, fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que contó “con toda la información según lo establecido por el procedimiento para la autorización de emergencia, en relación con el cumplimiento de los estándares requeridos de las plantas elaboradoras, el desarrollo y la elaboración de los productos, su certificación en el país de origen y el cumplimiento de los estándares de calidad”, según comunicaron las fuentes oficiales. Así, la Dirección Nacional de Control de Enfermedades Transmisibles ha elaborado un informe técnico en el que concluyó “recomendable proseguir con la solicitud de autorización de emergencia de la misma”.

Además, “no se han presentado eventos adversos graves, ni se han identificado diferencias significativas en la eficacia observada en los diferentes grupos etarios que participaron de los ensayos clínicos”, subraya la resolución firmada por el ministro Ginés González García. El Gobierno también celebró un convenio con el Serum Institute de India, para la transferencia tecnológica de la misma”.

“ANMAT ha recibido de manera secuencial la información correspondiente, según lo establecido por el procedimiento para la autorización de emergencia, en relación con el cumplimiento de los estándares requeridos por la autoridad regulatoria de las plantas elaboradoras, el desarrollo y la elaboración de los productos, su certificación en el país de origen y el cumplimiento de los estándares de calidad, accediendo a información sobre su seguridad y eficacia, así como a la que indica que no se han presentado eventos adversos graves, ni se han identificado diferencias significativas en la eficacia observada en los diferentes grupos etarios que participaron de los ensayos clínicos”, precisó el Ministerio de Salud.

Por ello y teniendo en cuenta “el contexto internacional que limita el acceso a otras alternativas por la disputa global de vacunas”, el Gobierno procedió a autorizar con carácter de emergencia la vacuna Covishield. “Esta vacuna actualmente se presenta como una herramienta terapéutica segura y eficaz de acceso para que nuestro país baje la mortalidad, reduzca la morbilidad y disminuya la transmisibilidad de la enfermedad COVID-19 producida por el virus SARS-Cov-2″, justificó la cartera administrada por Ginés González García.

India es un gran productor de medicamentos y, también de vacunas con investigación propia. En agosto de 2020 constituyó un Grupo Nacional Experto para la Administración de la Vacuna contra el COVID-19 con el objetivo de coordinar la contratación y distribución de vacunas. A la fecha tiene avanzados tres proyectos: por un lado, Covaxin, desarrollada por Bharat Biotech en asociación con el Consejo Indio para la Investigación Médica (CMR, en inglés); en segundo lugar, ZyCOV-D, desarrollada por Zydus Cadila, que espera producir más de 100 millones de dosis; y por último, la Covishield, aprobada este martes por el Gobierno, que es un proyecto del Serum Institute of India en colaboración con AstraZéneca para desarrollar una investigación original de la Universidad de Oxford.

A pesar de que India inició recientemente su programa de inmunización local, con el objetivo de competir con China, ha estado abasteciendo a países vecinos con millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca. Hasta ahora, India ha suministrado 15,6 millones de dosis de la vacuna a 17 países, ya sea a través de donaciones o contratos comerciales.

 

 

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El laboratorio AG Schumannstras se inició a nivel mundial la fase 3 (o de ensayo clínico) de la vacuna que desarrolla, CureVac, y el ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires prevé brindar apoyo a esta etapa de la investigación a través del equipamiento y las mejoras en infraestructura de 3 hospitales provinciales, que serán centros de ensayos con voluntarios y voluntarias. Si bien se aguarda la aprobación de los comité de ética de estas instituciones, y luego del Comité de Ética Central, los efectores que participarían serían los hospitales provinciales “Evita Pueblo” de Berazategui, “Ramón Carrillo” de Tres de Febrero y “Vicente López y Planes” de General Rodriguez.

El estudio de esta vacuna, con plataforma de ARNm, pretende evaluar la eficacia en dos dosis para la prevención de casos graves de COVID-19 confirmados por virología y en sujetos sin tratamiento previo. 

Se trata de un estudio aleatorizado doble ciego, es decir que los y las voluntarias reciben el placebo o la vacuna al azar, y ni participantes ni investigadores saben qué sustancia fue aplicada en cada caso. Luego de recibir la aplicación, las y los voluntarios recibirán un seguimiento de duración de un año, realizado por profesionales de los hospitales provinciales.

A nivel mundial este estudio requerirá de miles de personas voluntarias, y en Argentina la Provincia de Buenos Aires espera aportar más de 5 mil. La directora de investigación y cooperación técnica del ministerio de Salud, Verónica González, expresó al respecto: “que el ministerio pueda participar de este estudio nos ubica en un situación privilegiada de acceso a un potencial desarrollo altamente valorado, como representa hoy una vacuna para el sarscov 2. Estoy convencida de que la Provincia tiene la capacidad científica, técnica, y la infraestructura necesaria para participar y sostener una investigación de esta magnitud.”

Es importante mencionar los requisitos para postularse cuando la convocatoria se inicie oficialmente: es necesario  ser mayor de 18 años, no estar gestando o en periodo de lactancia, ni estarlo en el próximo año.

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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que COVAX — coalición liderada por la OMS y Gavi para asegurar el acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19 — notificó a países de las Américas sobre la dotación estimada de dosis para la primera fase de entrega de vacunas contra la COVID-19, a través de una carta a sus autoridades de salud. Recibieron dicha carta 36 países y territorios que participan en COVAX -entre ellas la Argentina- con información sobre el número estimado de dosis de la vacuna de AstraZeneca que podrían recibir a partir de la segunda mitad de febrero y a lo largo del segundo trimestre de 2021.

La vacuna de AstraZeneca aún está bajo el análisis de la OMS para recibir la aprobación de uso de emergencia (EUL, por sus siglas en inglés), lo cual se espera pueda ocurrir en los próximos días. El número de dosis y el calendario de entrega están aún sujetos a la EUL, la capacidad de manufacturar la producción, así como del establecimiento de acuerdos de suministro entre los productores, la OPS y la UNICEF. De acuerdo con el comunicado de COVAX, se estima que estarán llegando a las Américas alrededor de 35.3 millones de dosis en esta primera etapa.

“Con más de 45 millones de casos confirmados y más de un millón de muertes, los países y territorios a lo largo de las Américas, y particularmente los más pobres, están pasando por una crisis de salud, económica y social sin precedentes”, dijo la Dra. Carissa F.  Etienne, directora de la OPS.

Los países y territorios de las Américas que participan en el mecanismo COVAX y recibieron cartas son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bermuda, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Federación de San Cristóbal y Nieves, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Islas Vírgenes Británicas, Jamaica, México, Montserrat, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

El Fondo Rotatorio de la OPS, junto con la UNICEF, son los encargados de realizar las adquisiciones de todas las vacunas en representación del mecanismo COVAX.

La región de las Américas requerirá inmunizar a aproximadamente 500 millones de personas para controlar la pandemia. El mecanismo COVAX es un esfuerzo global para acelerar el acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19.

La meta es suministrar vacunas para al menos el 20% de la población de cada país participante en el mecanismo COVAX para proteger a las personas en mayor riesgo de presentar formas graves de COVID-19. En América Latina y el Caribe, 37 países recibirán vacunas a través del mecanismo COVAX, de los cuales 27 lo harán con financiamiento propio y 10 lo harán sin costo debido a su condición económica o el tamaño de su población.

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A través de las resoluciones 2021-8-APN-SCS#MS y 2021-9-APN-SCS#MS publicadas hoy en el Boletín Oficial, el Ministerio de Salud de la Nación determinó en qué estadio de la enfermedad podrá administrarse a pacientes con COVID-19 el suero equino -técnicamente las inmunoglobulinas equinas fragmentos F (ab´)2 anti SARS-CoV-2- y el plasma de convalecientes.

En ese sentido, remarcando la tarea que viene desarrollando el Ministerio de Salud, Ginés González García expresó: “Logramos esto trabajando junto a las sociedades científicas para dar respuesta a la pandemia de COVID-19 con todos los recursos y herramientas que tenemos a nuestro alcance, es lo que nos ha pedido el presidente desde un primer momento”.

Ambas resoluciones fueron firmadas por el secretario de Calidad en Salud, Arnaldo Medina, tras alcanzar un consenso técnico al respecto con diferentes sociedades científicas.

“Llegamos a un consenso con los especialistas de las sociedades científicas respecto de la forma o el mejor aprovechamiento que podemos hacer de estos grandes avances, evidenciando el enorme potencial de los científicos argentinos que posiciona a nuestro país en la élite de las naciones que fundan su desarrollo en la ciencia y la tecnología”, aseguró Medina.

En el caso del suero equino, el acuerdo fue con la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), investigadores participantes del ensayo clínico que determinó la efectividad de uso e investigadores independientes.

La recomendación oficial indica que el tratamiento podrá ser administrado “en pacientes con enfermedad severa con hasta 10 días desde el inicio de los síntomas, con diagnóstico confirmado de COVID-19”, y deberá “ser administrada en el ámbito hospitalario con monitoreo médico en dos dosis, a razón de 4 mg/Kg de peso con un intervalo de 48 horas por vía intravenosa”.

En el ensayo clínico realizado en el país se analizó la seguridad y eficacia en una muestra de 242 pacientes adultos (18 a 79 años) en 19 hospitales y clínicas de AMBA, Neuquén y Tucumán. El promedio de edad fue de 54 años, con una participación mayor de hombres (65% varones y 35% mujeres).

Plasma de convalecientes

En el caso del plasma de pacientes convalecientes, el consenso involucra a la Asociación Argentina de Hemoterapia, Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC), al Grupo Cooperativo Iberoamericano de Medicina Transfusional (GCIAMT), la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), el Consorcio de Instituciones coordinado por el Hospital Italiano de Buenos Aires, la Fundación Infant y el Ministerio de Salud de la Nación.

Esas instituciones concluyeron que se debe administrar plasma de convalecientes de COVID-19 en pacientes mayores de 75 años con menos de 72 horas de iniciados los síntomas, que no presenten criterios de gravedad y que cuenten con diagnóstico confirmado de COVID-19.

El tratamiento debe realizarse de acuerdo al criterio de los médicos tratantes en interconsulta con el Servicio de Medicina Transfusional, y la aplicación será de 1 unidad de plasma de entre 200 y 300 ml, con títulos de IgG anti-SARS- CoV-2 superiores a 1:1000.

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Martes, 26 Enero 2021 14:37

La OMS aprobó el uso de la vacuna de Moderna

La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció hoy que aprueba el uso de la vacuna contra la covid-19 producida por la biotecnológica estadounidense Moderna, de la que se deben recibir dos dosis con un intervalo de 28 días.

Sin embargo, un grupo de expertos -que actúa como órgano asesor del director general de la Organización- que ha recomendado esta aprobación ha señalado también que, en caso de que sea muy necesario, el intervalo entre ambas dosis puede extenderse hasta 42 días.

En todo caso, ese mismo grupo asesor aclaró que se desaconseja administrar solo la mitad de las dosis con el objetivo de que más personas sean vacunadas, en particular, en los países y lugares con una elevada tasa de infecciones.

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El coronavirus no solo es noticia por el daño que genera sino también por las nuevas variantes que presenta. La de Reino Unido, Río de Janeiro, Sudáfrica, China. Los especialistas explican que existe una preocupación mundial por estas mutaciones aunque aclaran que, hasta el momento, no son estructurales por lo que no afectan la eficacia de las vacunas disponibles. Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, plantea la existencia de “dos carreras”, una la está dando el virus para transformarse. La otra tiene que ver con las vacunas “efectivas y seguras” y su capacidad de llegar a mucha gente en poco tiempo.

A mi entender, el virus tiene como meta transformarse en otro virus. Va generando nuevas variantes. En algunas personas con dificultades inmunitarias permanece más tiempo y se va reconvirtiendo, sostiene Debbag. Y asegura que el objetivo del virus es que el mundo vuelva a foja cero.  Según Debbag, existen vacunas efectivas y seguras y sería importante acelerar la inmunización para ganarle la carrera al virus.

Hay documentos de la vacuna de Pfizer y la de Moderna que muestran que siguen siendo efectivas en la lucha contra el coronavirus. Sería clave que lleguen pronto a un número importante de personas, señala Debbag. Y dice que, mientras tanto, hay que testear y aislar para así evitar que el virus se siga propagando.

El especialista comparte como ejemplo la situación en Israel: Ya lograron vacunar al 78% de los mayores de 70 años y a los trabajadores de la salud. Y ahora están empezando a dársela a personas más jóvenes. Ya detectaron que a la tercera semana de aplicar la primera dosis de la vacuna de Pfizer se reduce en un 50% la transmisión de la enfermedad en las personas inmunizadas, aporta. La velocidad con la que están apareciendo nuevas variantes es una preocupación mundial. Hay que actuar rápido, insiste.

Menciona a AstraZeneca como otra opción viable para la inmunización. Sobre la Sputnik y las nuevas variantes afirma que no hay informaciónEs probable que la vacuna rusa sirva, pero la realidad es que no tenemos datos precisos, agrega.

Para el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital Ricardo Gutiérrezlos coronavirus tienen frecuentes mutaciones, una o dos mensuales, no muy significativas en cuanto a lo genético.

La variante de Reino Unido es, hasta ahora, la más relevante. Esto tiene que ver con que tiene más capacidad de evadir el sistema inmune y mayor transmisibilidad, aunque no del 70% como se creía al principio sino del 35%, según el último informe del sistema de salud oficial de Inglaterra, cuenta López.

Que genere nuevas mutaciones es algo que preocupa, más que nada a partir del caso de Reino Unido. Por ahora no son estructurales, esto quiere decir que las vacunas disponibles siguen siendo útiles. El Instituto Gamaleya declaró que la Sputnik cubre las nuevas variantes, detalla el infectólogo del Hospital Ricardo Gutiérrez.

Y explica que incluso varios desarrolladores confirmaron que estarían en condiciones de adaptar sus vacunas en caso de que apareciera una nueva cepa. Lo dijeron desde Pfizer, AstraZeneca y Gamaleya, sostiene. Explica que esto puede hacerse a partir de la “secuenciación del virus”. Es posible ver qué es lo que se modificó y, en base a eso, diseñar una nueva vacuna, suma.

Hasta lograr la inmunidad de rebaño, para frenar la curva de contagios hay que apelar a un comportamiento social preventivo, que incluye distanciamiento, barbijo y alcohol en gel, sigue López. Además, debemos incrementar los testeos, aislar casos positivos, buscar contactos estrechos y vacunar, especialmente a los mayores de 60 años, precisa.

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En todo el país, y de manera simultánea, comenzó el operativo para vacunar a una parte de la población argentina (el personal sanitario) contra el coronavirus con la primera dosis de Sputnik V. El trámite demora entre 8 y 12 minutos, desde que la persona llega, es vacunada, registrada y deja el centro de salud con su carnet.

Las autoridades sanitarias comenzaron a utilizar las primeras 300.000 dosis de la vacuna rusa que llegaron el 25 de diciembre a la Argentina. La segunda dosis requerida para completar la inmunización será aplicada con el paquete de vacunas que -se prevé- llegue a mitad de enero al país.

El ministro de Salud, Ginés González García inició el operativo en el Hospital Posadas, ubicado en la localidad bonaerense de Morón. “Mi agradecimiento a todo el personal de salud; esta campaña de vacunación será una verdadera epopeya, la más grande de la historia. Vamos a tener que seguir cuidándonos mucho, hasta que la vacuna haga efecto colectivo van a pasar muchos meses. Hay que esperar al menos 21 días para la segunda dosis y hasta 60 días más tarde tiene efecto la aplicación de la segunda dosis”. indicó el funcionario desde el vacunatorio.

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A través de la disposición 9175/20, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó hoy la inscripción en el Registro de Especialidades Medicinales (REM) del producto CoviFab® a los fines de su elaboración en Argentina para tratar a pacientes adultos con enfermedad moderada a severa de COVID-19.

La autorización bajo condiciones especiales se produce teniendo en cuenta los beneficios terapéuticos del producto. La agencia de regulación argentina otorgó una inscripción del medicamento en el REM con carácter condicional y por el plazo de un año.

La ANMAT, organismo descentralizado del Ministerio de Salud de la Nación, además informó que el producto es de uso hospitalario exclusivo y bajo prescripción médica, y está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con enfermedad de curso moderado a severo causada por el agente viral SARS-CoV-2.

El ingrediente farmacéutico activo de esta especialidad medicinal son las Inmunoglobulinas Equinas Fragmentos F (ab´)2 anti SARS-CoV-2.

Este resultado fue producto del trabajo de articulación público-privada encabezado por el laboratorio Inmunova y el Instituto Biológico Argentino (BIOL), la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán” (ANLIS), con la colaboración de la Fundación Instituto Leloir (FIL), Mabxience, CONICET y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

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