Científicos del CONICET detectaron en sangre de pacientes con histiocitosis de células de Langerhans la presencia de un tipo celular que podría usarse para diagnosticar y pronosticar esta enfermedad principalmente pediátrica que afecta anualmente a entre 40 y 60 pacientes en la Argentina, y que mundialmente tiene una prevalencia de 1/100 mil nacidos vivos.
Los investigadores observaron que los pacientes con esta enfermedad activa, tenían muy aumentada en la sangre una fracción de células mieloides –monocitos, células dendríticas y macrófagos- y detectaron, también, la expresión de marcadores CD207 y CD1a que no es habitual que se encuentren en sangre circulante, por lo que podría corresponder a precursores de las células de Langerhans malfuncionantes que se ven en la enfermedad.
“La distribución de células que observamos es muy diferente en un paciente con enfermedad activa que en un paciente en remisión y cuando hay un fenotipo tan marcado, te da la pauta de que ahí hay mucho para estudiar”, explica Andrea Errasti, investigadora adjunta del CONICET en el Instituto de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. La directora del trabajo, publicado en la revista Blood, de la Asociación Américana de Hematología, confía en que “podría postularse a la presencia de estas células en sangre como un posible marcador específico de la actividad de esta enfermedad”.
De protectores a invasores
La histiocitosis de células de Langerhans es una enfermedad rara, principalmente pediátrica, que afecta a células inmunológicas de la piel, -las células de Langerhans-. Las células anómalas atacan e invaden a otros órganos o tejidos del paciente. El origen de esa invasión anómala por células del sistema inmunológico no está claro, “algunos investigadores proponen que ocurre una transformación maligna de estas células que hace que ‘viajen’ desde la dermis a otros sitios. Otros proponen que son originados en la médula ósea y en el camino se “pierden” con ciertos estímulos y en lugar de ir a la piel ‘viajan’ a otros lugares”.
Hasta el momento para confirmar el diagnóstico de la enfermedad se realiza una biopsia de los órganos afectados, y mediante el análisis inmunohistoquímico se detecta la presencia de los marcadores CD1a y langerina (CD-207), producidos por las células de Langerhans de la piel. En este trabajo que presentaron los científicos, la búsqueda fue mediante anticuerpos contra esas proteínas y se analizaron todas los compartimientos inmunes de la sangre – células mieloides y células linfoide, en los pacientes de Diego Rosso, médico pediatra del Hospital de Niños Pedro de Elizalde y Hospital de Clínicas José de San Martín, referente en esta patología e investigador adjunto del CONICET.
Si se pudiera lograr una detección de los precursores celulares CD1a/CD207 por análisis de sangre se facilitaría la tarea, ya que con el sobrante de los análisis de rutina que se le practican a estos pacientes, es suficiente y podría ser usado como marcador diagnóstico, para observar su evolución durante el tratamiento, o para anticiparse a las reactivaciones de la enfermedad.
“Este trabajo es una foto de lo que estaba ocurriendo en un momento determinado de cada uno de los 22 pacientes. Sin embargo, nuestro próximo paso es hacer un trabajo exhaustivo sobre qué pasa con estas células CD1a/CD207 en circulación durante la evolución de cada paciente, además como se modifican o responden a los tratamientos disponibles en la actualidad.”
Sobre investigación:
Eugenio Antonio Carrera Silva. Investigador adjunto. Instituto de Medicina Experimental (IMEX, CONICET-ANM-BA)
Wanda Nowak. Instituto de Farmacología (FMed-UBA).
Licina Tessone. Instituto de Farmacología (FMed-UBA).
Cinthia Mariel Olexen. Becaria doctoral ANPCYT (IMEX, CONICET-ANM-BA).
Juan Manuel Ortiz Wilczyñski. Becario doctoral. (IMEX, CONICET-ANM-BA)
Ivana Gisele Estecho. Instituto de Farmacología (FMed-UBA).
Graciela Elena. Hospital de Niños Pedro de Elizalde. Buenos Aires.
Andrea Emilse Errasti. Investigadora adjunta. Instituto de Farmacología (FMed- UBA).
Diego Alfredo Rosso, investigador adjunto. Instituto de Farmacología (FMed UBA). Hospital de Niños Pedro de Elizalde y Hospital de Clínicas José de San Martín.
Fuente: CONICET
Sonido de lluvia o de mar, pajaritos, motor, soplido, silbido, click, mosquito revoloteando, interferencia en una comunicación. En todas esas formas (y muchas más) se manifiesta el zumbido en el oído. No es una patología en sí misma sino el síntoma de otra cosa: generalmente, de pérdida de la audición. Ocho de cada diez personas manifestaron que alguna vez lo sufrieron, según la última encuesta de hábitos de cuidado auditivo realizada a más de 1.200 argentinos por un instituto privado. Los jóvenes son los que más padecen el acúfeno aunque de manera intermitente. Más de la mitad de ellos reconoce escuchar música a un volumen alto conducta que, según los especialistas, puede afectar y provocar el pitido. Los mayores son menos pero perciben el ruido todo el tiempo.
El 62% de los jóvenes de entre 18 y 24 y el 61% de los que tienen entre 25 y 34 dijo haber sentido el zumbido, según el trabajo difundido por Gaes Centros Auditivos. Y, en muchos de esos casos, ambos segmentos lo detectaron estando en lugares con ruidos fuertes, como en un concierto o cerca de la explosión de fuegos artificiales. El 10% de los adultos de entre 55 y 64 años y el 12% de los que tienen entre 65 y 74 compartieron que padecen el pitido aunque, en estos casos, de manera constante.
“El ruido externo suele provocar que elevemos nuestra voz y escuchemos más fuerte con nuestros auriculares. Desde edades muy tempranas los sonidos intensos generan un daño auditivo y estos pueden ser muy nocivos. Como sociedad debemos asumir el compromiso de disminuir el ruido que generamos”, explica Ana Carolina Binetti, otorrinolaringóloga del Hospital Británico sobre la prevención del también llamado tinnitus, que define como “un sonido percibido por la persona, en ausencia de estímulo sonoro externo, que puede ser producido por lesiones en los oídos, en toda la vía auditiva o incluso en la corteza cerebral”.
Según el mismo informe, el 68% de los encuestados a nivel nacional expresa que le cuesta concentrarse cuando hay ruido a su alrededor. Sin embargo, estudiar o trabajar con música es algo que elige un 60% de los argentinos. Esto se da especialmente en el segmento que va de los 25 a los 34 años.
“Existe una relación directa entre la exposición y el acúfeno. Y la contaminación auditiva es la principal causa de zumbidos en jóvenes”, explica a este diario Analía Nicassio, otorrinalaringóloga del Hospital Italiano y experta en el tema. Y advierte: “Escuchar música con auriculares a volumen altísimo, por ejemplo, genera un trauma acústico. Eso no se recupera. Por eso, es fundamental no estar cerca de los parlantes durante un recital y usar protección especial si uno trabaja en un lugar con ruidos. Después de una exposición significativa la persona queda aturdida y debe descansar el oído por lo menos 24 horas”.
Entre los inconvenientes principales, la especialista señala la falta de conciencia. “Especialmente entre los jóvenes que creen que nunca les va a pasar nada y que el disfrute pasa por el exceso. Por malos hábitos recibo en mi consultorio pacientes de 20 años con daño auditivo”, remarca Nicassio.
Tapar el sonido del subte o de la calle con música está contraindicado ya que, al hacerlo, suele superarse el volumen recomendado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se debe escuchar a más de 75 u 80 decibeles, que es lo que el oído puede tolerar sin daño. “Si uno está ocho horas por día a más de 75 u 80 dB, seguramente en el futuro aparezcan los problemas”, agrega Nicassio, que destaca que ya se utilizan aplicaciones, como Sonómetro, para medir los decibeles en el ambiente y así saber si el oído está soportando más de lo sugerido.
Si bien el daño es irreversible, la referente del Hospital Italiano cuenta que existen tratamientos, a partir de terapias sonoras como el reentrenamiento auditivo o el uso de audífonos con ruido, “para que el acúfeno no represente un estímulo significativo para el sistema nervioso”. Es decir, para habituarse al pitido y vivir con él de la mejor forma posible.
“Muchas de las personas que lo tienen se deprimen porque no aguantan el zumbido. La realidad es que en sólo el 1% de los casos resulta intratable. De ahí la importancia de consultar e iniciar algún tipo de terapia”, cierra Nicassio.
La adolescencia es un momento de la vida clave para formar la personalidad, para fortalecer la autoestima. Pero para algunos, las inseguridades propias de esos años se ven amplificadas por una enfermedad limitante, estigmatizante, que los aísla socialmente y de la que recién hace muy poco tiempo se empezó a tener conciencia y a diagnosticar: la hidradenitis supurativa. Por eso, desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) lanzaron esta semana una campaña para detectarla tempranamente en esta población.
La hidradenitis supurativa (también llamada HS) es una enfermedad de origen autoinmune que se expresa en la piel. Provoca pústulas muy dolorosas, que suelen aparecen en los pliegues de la piel (por ejemplo, en la ingle), que además supuran y dan mal olor. Por mucho tiempo tuvo una alta tasa de subdiagnóstico, por falta de capacitación en los médicos o porque se la confundía con otras patologías. En los últimos dos años, a partir de la aparición de nuevas opciones terapéuticas, desde la SAD comenzaron a capacitar fuertemente a los dermatólogos y a lanzar campañas de concientización.
Sin embargo, para quienes la padecen, la HS es una enfermedad tabú: los enfermos suelen aislarse socialmente, con las lógicas consecuencias emocionales. “El impacto psicológico se manifiesta en la conducta sexual y social. Por eso, el abordaje de la enfermedad es aún más complejo. Se trata de un proceso que lleva al paciente a convivir con una enfermedad dolorosa, que puede dejar cicatrices en última instancia y que provoca supuración y mal olor durante los brotes de la enfermedad”, explica el dermatólogo Alberto Lavieri, máximo referente en el país en el tratamiento de la HS.
Se calcula que unos 500.000 argentinos sufren hidradenitis supurativa. “Si bien la enfermedad suele diagnosticarse aproximadamente después de entre los 21 y 24 años, los síntomas pueden iniciarse antes, tanto en la adolescencia, durante o inmediatamente después de la pubertad, e incluso un 1% inicia en la niñez. Se estima que el 36% de los casos de hidradenitis supurativa debutan entre los 11 y los 22 años”, señala Cristina Pascutto, presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Marianela ya no aguantaba más. Después de casi tres años, la paciencia (quizás su mayor virtud) se le agotó. Sus ojeras, que el maquillaje apenas podía disimular, y su aletargado estado cotidiano la llevaron a la fuerza a tomar decisiones que no le agradan, pero que agradece. Todo se desencadenó una noche que, como tantas otras, su marido Pablo no la dejaba dormir por sus fuertes ronquidos. Malhumorada, algo extraño en ella hasta hace poco tiempo, lo zarandeó -no sin algo de bronca-, y lo mandó a dormir al living sin contemplaciones. “Era eso o divorciarme. Ya no había alternativa posible”, comenta resignada. Pablo, en tanto, debe arreglárselas en el sillón hasta que encuentre como frenar los malditos ronquidos que le afectan la calidad de vida; y la de su familia.
Ellos son, como millones de argentinos, una pareja afectada por los ronquidos y las apneas de sueño. En el país, el 45 por ciento de la población de hasta 40 años ronca. Luego de los 70, ocho de cada diez personas sufren de este mal, que afecta generalmente más a los hombres que a las mujeres, al menos hasta llegar a la menopausia, cuando las estadísticas se emparejan.
Las causas de los ronquidos son tantas como los intentos estériles para combatirlos. Es una entidad multicausal, es decir que no hay una causa única. Sin embargo, las consultas más recurrentes son la alteración del velo del paladar (una flaccidez de los tejidos que producen una vibración) y la insuficiencia nasal, ya sea por desviaciones en el tabique o por aumentos de tamaño de los tejidos de la nariz, que terminan obstruyendo el pasaje del aire. El sobrepeso, el consumo de alcohol, el tabaquismo, en la mujer la menopausia y ciertos medicamentos empeoran el cuadro.
Roncar, además, puede derivar en serios problemas de salud como la bronquitis crónica, enfermedades cardiovasculares y triplicar las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2. La ciencia, aunque viene hace años combatiendo los ronquidos, no ha podido encontrar una solución… hasta ahora.
La Nasa al rescate
Afortunadamente, la Agencia Espacial Estadounidense, Nasa, como una suerte de gran hermano orwelliano, afirma tener la solución que durante tanto tiempo se les ha escapado a tantísimos especialistas de todo el mundo. Y es tan sencilla que parece que estuvieran realizando una broma.
Y el remedio, según las brillantes mentes de la Nasa, es conseguir una planta de ananá, e instalarla en el dormitorio. Sí, una planta de ananá, o ananas comosus según su nombre científico. Y listo. Problema solucionado.
Al menos así lo aseguran los científicos de la NASA, que realizaron un estudio que demostró que dormir con esta planta puede ayudar a reducir los ronquidos de medianoche considerablemente. Los investigadores, según publica The Daily Mail, afirman que las plantas producen más oxígeno y mejoran la calidad del aire durante toda la noche y, por lo tanto, ayudan a dormir mejor (y más tranquilo).
Tanto una herida como una quemadura son motivo de consulta urgente al centro sanitario más cercano. La mayoría de las veces, ese centro sanitario cercano es la farmacia, y por tal motivo se deberá estar al tanto del tema para brindar la ayuda correspondiente.
Clasificación, grados de importancia, signos de alarmas y consejos de cómo proceder serán el ABC de la respuesta profesional al momento de indicar una solución al herido o quemado.
Heridas
Las heridas son lesiones que generan la pérdida de continuidad en la integridad de los tejidos blandos, ya sea piel, músculo, tejido subcutáneo, órganos blandos, tendones, nervios, entre otros.
Las heridas acarrean dos riesgos que es necesario evitar para que no pasen a mayores: la hemorragia (conlleva al estado de choque) y la infección. Para evitar esa situación, será útil conocer las características de los tipos de heridas que se pueden presentar en la consulta:
También será necesario saber clasificarlas de acuerdo a la causa que las provocó:
Cómo proceder
Saber recomendar cómo proceder ante una herida desde el principio será de vital importancia para la cicatrización o tratamiento de ésta y, por consiguiente, llevar tranquilidad al paciente:
Quemaduras
El cuerpo humano tolera temperaturas de hasta 40° C. Por encima de esta marca se pierde la capacidad natural de que la piel de regenere.
Entre los tipos de quemaduras que se pueden presentar, figuran:
Lo que sí, lo que no
Toda quemadura puede generar problemas y riesgos importantes para la salud, mucho depende del total de la superficie corporal quemada. Esto significa que una quemadura de primer grado que tenga una superficie del 90% del cuerpo es igual o más peligrosa que una quemadura de segundo grado con superficie del 20%.
En el momento de ofrecer una solución, saber qué indicar y qué no es fundamental, por eso será necesario recomendar la asistencia inmediata, además de:
Por último, es necesario tener en cuenta que no sólo se trata de la atención profesional, como ha quedado expuesto, sino, también de ofrecerle calma al paciente, que llega a la farmacia en un grado de exaltación por la urgencia de la complicación. Por lo tanto, la sinergia entre la respuesta terapéutica y la contención emocional serán claves para una respuesta óptima.
La entidad emitió con la Sociedad de Obesidad una declaración conjunta sobre el estigma de los niños y adolescentes con obesidad.
“Aunque se están realizando numerosos esfuerzos para ayudar a los niños y adultos a alcanzar y mantener un peso saludable, muchos de estos esfuerzos no abordan las consecuencias sociales de la obesidad, específicamente la estigmatización y la discriminación con el peso”, escriben los autores: Stephen J. Pont, MD, MPH, del Centro de Texas para la Prevención y Tratamiento de la Obesidad Infantil, Dell Children’s Medical Center de Texas Central, Austin, y el Departamento de Pediatría, Dell Medical School de la Universidad de Texas en Austin y sus colegas en un artículo publicado online el 20 de noviembre en la revista Pediatrics.
“Tratar a niños y adolescentes que tienen obesidad significa más que cambiar los hábitos de nutrición y actividad física. También se trata de abordar el impacto social y emocional que el exceso de peso puede tener en su calidad de vida”, dijo el Dr. Pont en un comunicado de prensa. “A través de estas nuevas recomendaciones, esperamos fomentar enfoques más efectivos y empáticos sobre cómo abordar y cuidar a los niños y las familias con obesidad”.
El estigma fomenta comportamientos como atracones, aislamiento social, evitar los servicios de salud, actividad física reducida y aumento de peso adicional a lo largo del tiempo. Todos estos factores pueden exacerbar la obesidad y hacer que los cambios de conducta saludable sean más difíciles.
“Los jóvenes enfrentan burlas y victimización en la escuela por parte de sus pares, pero a veces también en casa”, dice la coautora Rebecca Puhl, miembro de la Sociedad de Obesidad. “Este problema debe estar en el radar para los profesionales de la salud pediátrica, que pueden estar entre los pocos aliados que pueden ofrecer apoyo y ayudar a evitar que los jóvenes sufran más daños por estas experiencias”.
Los pediatras y los profesionales de la salud deben modelar un comportamiento de apoyo e imparcial hacia los niños y las familias con obesidad, incluido el reconocimiento de la compleja etiología de la obesidad. Deberían “usar un lenguaje apropiado, sensible y sin estigmatizar en la comunicación sobre el peso con los jóvenes, las familias y otros miembros del equipo de atención médica pediátrica”.
Los pediatras deben usar “enfoques de cambio de conducta empáticos centrados en el paciente”, incluida la entrevista motivacional como marco para ayudar a los pacientes y las familias a realizar cambios saludables. “Crear un espacio clínico seguro, acogedor y no estigmatizante para los jóvenes con obesidad y sus familias”, escriben los autores. Esto incluye acomodar pacientes con diferentes tamaños de cuerpo en todo el entorno clínico.
Los médicos deben evaluar a los pacientes con respecto al acoso basado en el peso mediante la evaluación de “comorbilidades físicas y también emocionales y exposiciones negativas asociadas con la obesidad, incluido el acoso, baja autoestima, bajo rendimiento escolar, depresión y ansiedad”.
Los pediatras y los profesionales de la salud pediátrica también deben abogar contra el estigma del peso al trabajar con las escuelas para garantizar que las políticas antibullying aborden el acoso basado en el peso; trabajando para mejorar la representación de aquellos con obesidad en los medios; abogar por la inclusión de capacitación sobre el estigma del peso en las escuelas de medicina, programas de residencia y educación médica continua; y trabajando “para empoderar a las familias y pacientes para manejar y abordar el estigma del peso en las escuelas, las comunidades y sus hogares”, explican los autores.
“Al examinar sus propios sesgos de peso, modelar la comunicación y el comportamiento sensible a niños y familias con obesidad y tomar medidas para abordar el estigma de peso con su personal, en sus entornos clínicos y en las comunidades más amplias, los profesionales de la salud pediátrica pueden realizar cambios importantes en la cultura del cuidado de niños con obesidad. Con estos esfuerzos concertados para reducir el estigma del peso, las intervenciones pueden ayudar y empoderar a los pacientes de manera más efectiva para mejorar su salud relacionada con el peso “.
Fuente: Pediatrics. Publicado online el 20 de noviembre de 2017 /Medscape
La industria del azúcar ha ocultado durante alrededor de 50 años estudios que sugerían los efectos negativos que la sacarosa tiene en la salud mediante pruebas con animales, según una investigación desvelada por la publicación especializada PLOS Biology.
El trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) revisó documentos internos del sector y descubrió que la Sugar Research Foundation (SRF) había financiado estudios con animales para evaluar los efectos de la sacarosa que fueron cancelados ante los indicios que la relacionaban con el cáncer de vejiga.
En documentos analizados previamente, el grupo de investigadores averiguó que la SRF había sufragado un artículo en 1967 que reducía la importancia de las pruebas que vinculaban el consumo del azúcar con las enfermedades de la arteria coronaria.
Esa pieza, subvencionada por la industria, apostaba por los microbios intestinales para explicar por qué las ratas que consumían azúcar tenían niveles de colesterol superiores a las que tomaban almidón, pero rechazaba que fuese extrapolable a los humanos.
La entonces SRF cambió su nombre a ISRF (International Sugar Research Foundation) en 1968, año en el que iniciaron un proyecto de estudio con ratas para comparar los efectos nutricionales del consumo de azúcar con los del almidón, según un comunicado publicado en la revista PLOS Biology.
La investigación, también financiada por ISRF, la desarrolló un equipo de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) que señaló los efectos cardiovasculares adversos del azúcar, así como indicios de un incremento de los riesgos de cáncer de vejiga para concluir que el almidón y la sacarosa tienen efectos diferentes.
ISRF reconoció que era una de las primeras demostraciones de que tenían consecuencias biológicas distintas en ratas, pero poco antes de que el estudio finalizase optó por cancelarlo y no publicar sus resultados, la misma metodología empleada en el caso que ahora se hace público.
“Esto sugería que el azúcar podía tener un rol en el cáncer de vejiga”, afirmó Cristin Kearns, uno de los autores del trabajo de la Universidad de California en San Francisco.
En los años 60, recordaron desde la publicación, los científicos se debatían entre si el azúcar podía elevar más el nivel de triglicéridos que el almidón, una discusión en la que los resultados del llamado “Proyecto 259” habrían sido un argumento de refuerzo, según los autores.
En el comunicado, también aseguraron que es una prueba de los primeros esfuerzos de SRF para minusvalorar el papel del azúcar en la enfermedad cardiovascular y de que el debate de los últimos 60 años puede estar basado en la manipulación de la ciencia por parte de la industria.
El coautor del trabajo Stanton Glantz comparó las prácticas “de manipulación” de la industria azucarera con las realizadas por la tabaquera y afirmó que la investigación contribuye a documentar estos métodos en el sector.
PLOS Biology mencionó que el año pasado la Asociación del Azúcar criticó un estudio de ratones por vincular el consumo de sacarosa con el crecimiento de tumores y metástasis indicando que no se ha establecido ningún “nexo creíble”.
“El análisis sugiere que la industria sabía de la investigación sobre animales y que frenó la financiación para proteger sus intereses comerciales hace 50 años“, comentó en el escrito.
Fuente: EFE Salud
¿Cuál es la verdadera causa del cabello dañado? El cabello se daña como resultado del maltrato a lo largo del tiempo. Se produce el resecamiento gradual de la cutícula del tallo capilar. Esto provoca que quede expuesta la corteza y se degrade paulatinamente. El daño es notorio y el cabello se ve quebradizo.
Otro signo que delata el cabello dañado son las puntas abiertas, que aparecen cuando áreas grandes de cutícula se separan y dejan al descubierto la corteza que se encuentra debajo. Se produce una grieta, que comienza a ascender por el tallo capilar y, si el problema es muy severo, la corteza se sale del cabello dañado.
Existen distintos tipos de daño capilar:
Las permanentes y los productos para alisado son dos procesos que pueden dañar el cabello y cambiar la forma del mismo a través de los agentes presentes en su contenido y que, en primer lugar, rompen los enlaces disulfuro del cabello. Entonces, el cabello toma su nueva forma y se neutraliza. Con este término se hace referencia a la nueva forma que toman los enlaces químicos en sus nuevas posiciones: el proceso que fija el cabello de manera permanente en su nueva forma.
Las tinturas también pueden ser dañinas, pues modifican el cabello al penetrar en la cutícula para ingresar en la corteza, maltratando así la capa F.
Armas de prevención y cuidado
Es mucho más fácil tratar el cabello antes de que se dañe, que tratarlo una vez dañado. Lamentablemente, una vez que la cutícula se ha dañado significativamente, esta no puede repararse por completo. Este es un caso en el que más vale prevenir que curar, en la que la recomendación farmacéutica puede cobrar peso. Una buena opción es aconsejar el uso de acondicionador. La estructura interna del cabello depende de los enlaces de azufre fuertes y los enlaces de hidrógeno más débiles. Sin la suficiente humedad, la cantidad de enlaces de hidrógeno puede reducirse. Los acondicionadores permiten la restauración de los enlaces de hidrógeno y mejoran el contenido de humedad del cabello dañado ya que aumentan la acción impermeabilizante de la cutícula.
El ingrediente principal de algunos acondicionadores es una dimeticona de carga positiva especial, un compuesto de silicona que se deposita en forma selectiva en los lugares donde el cabello está dañado. La dimeticona también protege el cabello contra el daño ya que reduce su resistencia al cepillado, el peinado y la manipulación, tanto cuando está mojado como cuando está seco.
Otros ingredientes acondicionadores que también resultan buenos para suavizar las capas externas de la cutícula son los alcoholes grasos, conocidos también por penetrar en el cabello dañado y contribuir a su humectación.
Un capítulo importante en esta historia lo ocupan las coloraciones. Las antiage combina activos de altísima eficacia para mantener su juventud y prevenir la alteración de la fibra capilar por el paso del tiempo. Integran elementos que actúan sinérgicamente brindando resultados increíbles.
El agregado de ceramidas es importante y beneficioso. Es un concentrado que se agrega a la mezcla de coloración en el momento de la aplicación. Ayuda a redensificar la fibra capilar reduciendo el quiebre y protege la piel del cuero cabelludo.
El lunady, incluido en algunas formulaciones, es un activo que optimiza los resultados mejorando la dispersión y penetración de los pigmentos, aporta mayor intensidad de color, poder de cobertura y durabilidad, protegiendo la fibra capilar y aportando brillo y sedosidad.
Otros componentes beneficiosos presentes en las coloraciones son el magnesio y el tocotrienol, presentes en su formulación, son antioxidantes naturales 40 a 60 veces más poderosos que la vitamina E, y ayudan a prevenir el envejecimiento de la fibra.
Si bien es primordial el proceso durante la coloración, no menos importante es el consejo que se pueda dar para después de aplicarla: la indicación de aplicar un balsam sellador del color, será lo indicado y se aplicará al finalizar el proceso de coloración, una vez enjuagada la tintura.
El uso de una máscara revitalizadora también aportará lo suyo. Su aplicación contribuirá a mantener el color intacto por más tiempo.
Consejos de belleza
Desde la farmacia pueden partir recomendaciones importantes para el cuidado y prevención del daño capilar:
|
La presencia del hongo Mucor racemosus podría ser útil como biomarcador de riesgo cardiovascular, según un estudio conjunto del Iispv, del Ciberobn y del Idibgi. Diabetes y, sobre todo, obesidad son las patologías que hasta ahora se relacionan con la investigación. |
||
|
|
||
| Un estudio elaborado por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn), junto a investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (Iispv) y del Instituto de Investigación Biomèdica de Gerona Doctor Josep Trueta (Idibgi) habrían demostrado que la presencia en el intestino del hongo Mucor racemosus puede ser útil como biomarcador de riesgo cardiovascular, reforzando la posibilidad que manipular la microbiota intestinal pueda ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares. Este trabajo, liderado por Matilde Rodríguez Chacón, del Iispv y José Manuel Fernández-Real, del Ciberobn, ha sido publicado en la revista Beneficial Microbes.
Beneficios de los microorganismos Por tanto, la investigación inicial trató de estudiar este aspecto de la micobiota. Tras haber analizado los diferentes tipos y cantidades de hongosintestinales en una cohorte de 52 individuos, divididos entre aquellos que tenían un peso óptimo y aquellos que eran obesos, se demostró que estos microorganismos varían de un grupo a otro. Los resultados también revelaron si un individuo obeso era metabólicamente sano o no. Por otro lado, también se evidenció que cuando los sujetos pierden peso, un tipo específico de hongo (Mucor spp.) aumenta en abundancia, lo que abre la puerta al tratamiento de la obesidad mediante la manipulación de este microrganismo. Para complementar estos descubrimientos sobre la micobiota en sujetos obesos, en el presente trabajo se ha realizado un análisis exhaustivo para explorar la posible contribución de la microbiota intestinal a la arterosclerosis subclínica en un grupo bien caracterizado de sujetos obesos y no obesos. Los hallazgos obtenidos ponen de manifiesto que Mucor racemosus (una especie del género Mucor) podría convertirse en un biomarcador relevante de riesgo cardiovascular, reforzando la posibilidad de que la manipulación de la micobiota intestinal puede ser útil en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Fuente:
|
Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de personas mayores de 60 años en el mundo pasará de 600 millones en el 2000, a 1.200 millones en el 2025, y a casi 2.000 millones en 2050. Durante esos 50 años se espera que la proporción de personas de 60 años y más se duplique en el mundo. Argentina no queda exenta: según las últimas estadísticas del INDEC, más de 4 millones de personas son mayores a 65 años, lo que representa al 10.5% de la población. Se espera que para el 2030 sea del 13.6% y continúe creciendo hasta llegar al 19% en el 2050, es decir que 1 de cada 5 personas será un adulto mayor. De esta manera, cuando hablamos de envejecimiento poblacional no se trata únicamente de un aumento en términos absolutos de la cantidad de personas mayores, sino también de un aumento en el peso relativo de esas personas mayores con relación al total de la población.
Para el 2050, el porcentaje de crecimiento de este grupo etario será en Argentina de un 89% en comparación con Italia que crecerá 49% y un 225% para Brasil. Alfonso Sandoval Arriaga representante del Fondo de Población de Naciones Unidas, expresó que “el acelerado fenómeno del envejecimiento como proceso del cambio poblacional es único, al que nunca antes se había enfrentado la humanidad”; y agregó que hasta el momento prácticamente en ningún país, incluidos muchos de los desarrollados, existen enfoques integrales de respuesta a dicho fenómeno y que la situación se agrava en América latina debido a la carencia de recursos.
Existen varios factores que inciden directamente en esta tendencia y que afectan el volumen total de la población y su estructura por edades; tales como: la ampliación en la esperanza de vida, la caída de la tasa de natalidad, la disminución de enfermedades infecciosas, los adelantos científicos y los avances tecnológicos en diagnósticos y tratamientos, la medicina defensiva y desarrollo de nuevas drogas.
Es necesario repensar las políticas públicas no solo en materia de salud, sino de vivienda, esparcimiento y seguridad social para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Una población longeva produce una mayor demanda en el gasto público y privado del sector sanitario, debido a que son sujetos propensos a sufrir enfermedades y discapacidades. “El anciano es importante para el sistema de salud ya que no sólo son los principales consumidores de servicios sanitarios, atención hospitalaria y farmacia, sino que también son el principal grupo de riesgo, esto nos lleva a repensar los hospitales para poder hacer frente al escenario venidero”, señaló el licenciado José Augusto García Navarro, director general del Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSC) durante la 6ª Jornada sobre Responsabilidad Social en Salud y Medio Ambiente, organizada por la Fundación de Estudios para laSalud y la Seguridad Social (FESS).
Al respecto, dijo Sergio Cassinotti, Director Ejecutivo del Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI): “La población a medida que va envejeciendo genera más gastos en lo que respecta a prestaciones de salud o prestaciones sociales. Por ejemplo, desde los 65 a 75 años el consumo de medicamentos per cápita aumenta 10 veces; mientras que el consumo arriba de los 85 años sube 16 veces más. Por eso hay prever esta situación para brindar el mejor servicio posible”.
A la hora de proyectar un sistema de salud argentino que pueda afrontar los altos costos de asistencia y prevención en salud para la tercera edad se deberá tener en cuenta que el fenómeno de envejecimiento provocará una reducción de la población trabajadora, que resultará en una caída del crecimiento económico y generará dificultades de financiamiento dentro del sistema de seguridad social.
Según un estudio del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), actualmente Argentina utiliza aproximadamente US$ 1.200 per cápita por año en el financiamiento de salud, ubicándose entre las naciones de mayores desembolsos sectoriales dentro del grupo de países de ingreso medio.
Específicamente para el extracto más anciano, el sistema de aseguramiento en salud del país se garantiza a través de la cobertura del adulto mayor: “PAMI desde su fundación se ha convertido en la obra social más grande que tiene Latinoamérica. Además tiene una característica muy particular, que es la combinación entre la prestación de salud y la acción social”, remarcó su Director Ejecutivo, Sergio Cassinotti. Hoy en día, el PAMI ocupa el 12% del total de recursos sanitarios del país brindándole cobertura al 82% de las personas mayores de 64 años, y a más del 96% de las personas mayores de 79.
La tecnología y su impacto
En pocas décadas la sociedad fue testigo del extraordinario desarrollo científico que impactó en el ámbito de la salud, que no solo mejoró la calidad de vida de las personas, sino que también permitió el aumento de este segmento de la población.
A su vez, la evolución de las nuevas tecnologías repercute sobre las relaciones jurídicas entre médicos y pacientes.
Marisa Aizenberg, miembro del Consejo académico de FESS, remarcó que “años atrás la clásica imagen era la del consultorio médico o de la de una sala de internación, allí se daba el encuentro personal entre el médico y su paciente, en un mismo lugar y tiempo. Hoy, le damos paso a la telemedicina la cual permite la prestación de servicios médicos y de formación a distancia, mediante el empleo de tecnologías de la información y de las comunicaciones. Y es allí donde esta relación cobra un nuevo sentido espacial y temporal que nos introduce necesariamente en una nueva dimensión de análisis no solo sanitario, sino jurídico y bioético, con suficiente potencia como para transformar la atención de millones de personas”.
Fuente: Mercado